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Todos los capítulos de LA NOVIA VENDIDA AL MAGNATE: Capítulo 61 - Capítulo 70
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CAPÍTULO 61 — ¿Lo sabes?
Gael.Después de asegurarnos de que Sofí estuviera cómoda en su cama de hospital, me quedé a su lado mientras pasaban los días. Ian, nuestro pequeño luchador, seguía mejorando, y el médico nos aseguró que pronto ya no necesitaría ningún sistema de ayuda y estaría a diario en los brazos de su madre.Pasaron los días con extrema lentitud para mí, pero no me quedé quieto, cuando Sofí caía rendida era mi mejor momento de actuar, y en silencio, trabajé como u desquiciado, mientras Slim se volvía un problema cuando trataba de entrar a toda costa.Y un día antes de salir del hospital, por la noche, salí a su encuentro.Muchos de sus hombres estaban allí, quería intimidarme incluso con el número presente, pero levanté mi barbilla mientras mi hermano se ponía al lado.—Entonces… planeaste una boda de mentira, pagaste a un juez de forma anticipada… vaya, no lo vi venir…Apreté mi mandíbula.—No has visto venir nada, Slim… hay mucho por ocurrir, y eso parte desde el momento en que pensaste que p
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CAPÍTULO 62 — Deberías…
Gael. Demoré más de lo necesario despidiéndome, y los ojos de Sofí me decían mucho, pero era necesario por un momento. —No te preocupes… iré con Cristian… resolveremos muchos asuntos. —Así es… yo cuidaré a mi hermano mayor… —sofí sonrió a mi hermano negando y yo le apreté los hombros a Cristian—. Por cierto, Sofí, ella es Lucia… Me giré para ver una nueva chica. Parecía un poco sacada de contexto y algo temerosa. Incluso muy joven cuando asintió como si fuese una esclava hacia mi esposa. —Hola… —Sofía saludó con una sonrisa y miró a Cristian como si quisiera una explicación. Pero eso no iba a suceder ahora mismo. —Ella te ayudará en todo lo de la casa… así que, cualquier cosa que no te guste, solo dime… Sofía asintió, y volví a ella para abrazarla y darle un beso en la boca. —Tendré mi teléfono… cualquier cosa, por mínima que sea, siempre estoy disponible para tí… Ella asintió tocando mi rostro. —Te amo… —Te amo más… Salí de la casa y mi hermano detrás de mí. —Acaba de ca
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CAPÍTULO 63 — Adiós, Rafael Baillères.
Gael.Los días posteriores al escándalo en el senado fueron caóticos. La noticia de las acusaciones contra mi padre se extendió como un incendio forestal, y la prensa se alimentó vorazmente de cada detalle siniestro que salía a la luz. Rafael Baillères, el hombre que alguna vez fue una figura poderosa y respetada, ahora se encontraba en el ojo de la tormenta.Mientras tanto, yo estaba ocupado manejando todos los hilos de esta operación. Había planeado meticulosamente cada paso, y cada movimiento estaba calculado para asegurarme de que Rafael perdiera todo. Era una venganza largamente esperada por todas las atrocidades que había cometido contra mi familia y contra mí.Sus inversiones se estaban derrumbando, sus cuentas bancarias estaban siendo investigadas y congeladas, y sus antiguos aliados lo abandonaban como ratas de un barco naufragado.—¿Cómo estás? He visto las noticias… por favor, ten cuidado…Llevaba tres días sin ir a casa, y me ardía el alma por abrazar a mi hijo y a Sofí, p
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CAPÍTULO 64 —Nada cambiaba en lo absoluto.
Gael.—¿Estás bien? —negué hacia mi hermano.—Quisiera ir hacia Sofí, a mi hijo… pero no quiero llevar esto que tengo ahora…Cristian apretó mi hombro.—Las noticias están llenas de imágenes de la mansión… está por todas partes.Asentí.—Incluso después de muerto, quiero que hablen de todo lo que ha hecho…—Trata de descansar… mañana habla con Sofí, espera el juicio, y luego, lo último será Slim…Pasé un trago duro.El tipo estaba haciendo lo imposible por arañar todo. La policía estaba detrás de sus asuntos, y supe que había asesinado a su inversor. Sus números cayeron en menos de una semana, y tres de sus edificios, ahora estaban en ruinas.Todo esto, estaba en cargos de mi padre, todos pensaban que Rafael lo había atacado, aunque el mismo Diego sabía quién estaba detrás de todo esto. Y ya llegaría el día en que yo mismo le hiciera frente, pero debía esperar un poco más.Slim era más calculador, y mucho más inteligente que mi padre.Estuve hablando por la mañana con Sofí en videolla
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CAPÍTULO 65 — Te necesitaba.
Sofía.—Es tan bonito… —no pude evitar mirar a esta chica, los días que había estado conmigo se había mostrado demasiado atenta, pero sabía que había algo en ella.—Lucia… no te he preguntado, pero… ¿Dijiste que Cristian te contrató?Incluso su ropa de cuando llegó era desgastada, y su condición no era buena. Estaba demasiado flaca, aunque era muy hermosa.—Él me ayudó, sí…—¿De dónde eres? —Lucia levantó el rostro con Ian en brazos, y negó.—¿Debo decirle? Es que no… mi vida no es atractiva, mi señora.—Dime Sofí… ¿De acuerdo?—Creo que no debería…—¿Por qué? —Lucia miró al bebé y luego me miró a mí.—Yo… me iré en cualquier momento… cuando usted ya no necesite de mí…Mi ceño se frunció un poco.—¿Cómo llegaste a Cristian? —y ella se mordió la boca.—Mi padre trabajaba en uno de sus edificios haciendo arreglos…—¿Y dónde está tu padre?Ella negó.—Nuestro barrio es peligroso… y estas pandillas, se enfrentaron… casi toda mi familia murió.Pasé un trago duro, y luego apreté su hombro.
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CAPÍTULO 66 — Diego Slim.
Sofía. —Buenos días… —sonreí pegando mi rostro al suyo. Lucia había traído al bebé hace unas horas, y aproveché en darle de comer, para que se quedara dormido. Y aunque sentía un cansancio extremo, estaba feliz. Abracé a Gael con mi cuerpo, y le hice cosquillas con mi nariz en la suya. —Buenos días, mi amor… —Wooow… —su expresión me hizo reír—. No me decías así desde hace mil años… —Eres mi amor… de eso debes estar seguro… —En el caso de que no lo fuera, desearía morir… —abracé más su cuerpo, y aquí estaba de nuevo como todas mis células se volvían locas. —Quiero una eternidad contigo Gael… ¿Es posible? —su rostro se puso serio y me miró directamente a los ojos. —Es posible, aquí —su palma se posó en mis pechos desnudos y cerré los ojos ante el latido de mi corazón—. Mírame Sofí… eres mi todo. —Y tú lo eres para mí… —Solo es cuestión de un tiempo más, y saldremos de México… nuestra vida será diferente, lo juro… Mis ojos se agacharon y besé su mejilla. —Extrañaré mi país,
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CAPÍTULO 67 — ¡Tienes que venir!
Sofía.El tiempo transcurría con una agonía insoportable. Estábamos atrapados en una casa que estaba siendo sitiada por hombres de Diego Slim, con Ian en brazos y Lucia a mi lado. La tensión en el ambiente era abrumadora, y mis pensamientos se centraban en Gael, quien estaba dispuesto a enfrentar a Slim para asegurarse de que escapáramos sanos y salvos.Pero mis ojos también se abrieron de par en par ante la brutalidad de la elección que nos estaba imponiendo Diego. Miré a Gael, esperando desesperadamente que supiera cómo manejar esta situación imposible.La audacia de su plan me dejó sin aliento cuando dijo que volaría esta casa. Pero confiaba en Gael con mi vida, y si creía que esta era la única manera de mantenernos a salvo, lo seguiría sin dudarlo.—Haz lo que tengas que hacer, Gael. Estamos contigo… yo solo quiero sacar a mi bebé de aquí… —dije, apretando a Ian contra mi pecho y mirando a Lucía, quien asintió con determinación.Sabía que ella estaba aterrada.Gael se acercó a mí,
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CAPÍTULO 68 — Adiós tú también…
Gael.La explosión resonó en mis oídos mientras me encontraba en lo que quedaba de la casa, rodeado de fuego y escombros. Había hecho todo lo que estaba a mi alcance para garantizar la seguridad de mi familia. Pero ahora, en medio del caos, me encontraba solo, tratando de abrirme paso hacia la salida.El humo y el polvo llenaban el aire, dificultando la respiración. Las llamas danzaban amenazadoras a mi alrededor, y los disparos aún se escuchaban en la distancia. Tenía un arma larga cuando me tiré al piso, y luego un hombre a mi lado, se quitó el pasamontañas.—Aquí estoy… —Cristian me miró, tenía rasguños en la cara y apreté mi mandíbula.—¿Cómo está allá afuera?—Es una batalla… Slim trajo un armamento y un equipo profesional, al igual que tú… los refuerzos están llegando, los rodearan, pero, aun así, son mucho…—Necesito llegar a él… —él frunció el ceño desaprobando la situación.—¿Te has vuelto loco?—Si… necesito asegurarme de que no podrá irse de aquí, cuando todos los explosivo
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CAPÍTULO 69 — Mi amor.
Gael. El humo se disipaba lentamente en el horizonte, dejando en su lugar las cenizas de lo que había sido nuestra antigua vida. A medida que el helicóptero se alejaba de la destrucción, sentí una mezcla de alivio y vacío. Habíamos logrado vencer a todos los que no titilaron en destruirnos, y a pesar de todo y a un muy alto costo, todo se había reducido a las cenizas. El viaje en helicóptero fue silencioso. Todos estábamos agotados física y emocionalmente. Las palabras no eran necesarias en ese momento, nuestras miradas lo decían todo. Estábamos juntos, a salvo y eso era lo más importante. Finalmente, aterrizamos en nuestro refugio temporal y fuimos recibidos por el equipo de seguridad que nos esperaba. Sofía y yo nos instalamos en una habitación amplia, y Lucia se fue a otra que estaba más apartada, mientras unos médicos venían a tratar nuestras heridas. Estaba un poco preocupado por mi hermano, y también por Ian, que no dejaba de llorar. —Está aturdido… enviaremos varios medicam
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CAPÍTULO 70 — Estados Unidos.
Sofía. Nuestros días en Cancún transcurrieron entre la suave brisa del mar y el cálido abrazo del sol. Era un respiro que necesitábamos desesperadamente después de las turbulencias que habíamos vivido. Cada amanecer nos recordaba que estábamos dejando atrás un oscuro capítulo de nuestras vidas y abrazando un nuevo comienzo. Y finalmente, luego de una semana completa y de las más preciosas que habíamos vivido, hicimos algunas maletas, que estaban en la sala cuando Gael entró. —¿Listos? —Lucia se levantó de inmediato, y me preguntó: —Quiere que lo lleve… —negué varias veces. Estaba adoptando un instinto en mí. Estaba cansada de la espalda, de las horas de dar pecho, pero no quería que nadie cargara a Ian. Y no sé si estaba loca o qué, pero sentí que necesitaba tenerlo todo el tiempo a la vista. Tal vez las cosas que habían pasado me hacían sentir insegura, pero también amaba su olor, y su tacto, era la cosa más maravillosa de todas. —No… yo lo llevaré, no te preocupes… —Lucia asint
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