Este capítulo es dedicado a Natalia Pérez, preciosa, enormemente agradecida por tu apoyo, tu cariño y sobre todo, porque estar aquí siempre... significa mucho para mí. Un abrazote de oso para ti...
Gael. —No te muevas… —No lo haré… —Cristian aseguró mientras vi que Sofí aún dormía. —Slim ha tratado de ingresar, lo intentará más tarde, pero estaré de vuelta cuando eso suceda, por el momento, tengo a la prensa afuera, eso lo aquietará un poco. Mi hermano asintió. —Es perfecto… —No dudes en llamarme… igual no tardaré… —¿Si Sofí pregunta…? —Dile que estoy afuera en la sala resolviendo cosas… es todo. Salí prontamente del hospital. Afuera un caos total, y había mucha vigilancia. A lo lejos pude ver autos que no estaban conmigo, pero no me preocupé, aquí no podía entrar ninguno, y me había encargado de eso. Me metí a un auto blindado, mientras otros autos me siguieron. Sentí un leve temblor en las manos ante la ira que aún me gobernaba, pero solté el aire y restregué mis ojos. Regresar a la mansión no era fácil, sobre todo cuando la persona que una vez elegí en mi vida, ahora era una de mis peores enemigas. Las puertas de la mansión estaban cerradas cuando llegué y el vigil
Gael. La revuelta fuera del hospital era agobiante, y fue una lucha ingresar, a pesar de que la policía estaba en el momento. Llegué a la sala privada donde estaba Sofí, y mi hermano fue el primero en salir. —Ha preguntado por ti… pero el doctor quiere verte… Mi corazón latió con fuerza, y me dirigí a donde él me dijo. —Señor Koch… ¿Cómo está? —le di la mano al médico, y miré la incubadora. Ian no tenía el respirador, solo estaba despierto mirando hacia arriba, y parecía que solo tenía una vía en su vena. —¿Ha pasado algo? —Nada malo… el bebé ha progresado mucho… sí, nació antes, pero se encuentra bien… creo que, dentro de una semana, pueden pasarlo a sala cunas… y salir de cuidados intensivos… —¿Una semana? —me parecía mucho, pero si era necesario, no había de otra. —él debe estar el tiempo que le falto en la barriga aquí… al menos quince días… Tomé una aspiración fuerte y luego asentí. —Bien… lo haremos así. —Una cosa más… la mamá debe alimentarse muy bien, ella saldrá d
Gael.Después de asegurarnos de que Sofí estuviera cómoda en su cama de hospital, me quedé a su lado mientras pasaban los días. Ian, nuestro pequeño luchador, seguía mejorando, y el médico nos aseguró que pronto ya no necesitaría ningún sistema de ayuda y estaría a diario en los brazos de su madre.Pasaron los días con extrema lentitud para mí, pero no me quedé quieto, cuando Sofí caía rendida era mi mejor momento de actuar, y en silencio, trabajé como u desquiciado, mientras Slim se volvía un problema cuando trataba de entrar a toda costa.Y un día antes de salir del hospital, por la noche, salí a su encuentro.Muchos de sus hombres estaban allí, quería intimidarme incluso con el número presente, pero levanté mi barbilla mientras mi hermano se ponía al lado.—Entonces… planeaste una boda de mentira, pagaste a un juez de forma anticipada… vaya, no lo vi venir…Apreté mi mandíbula.—No has visto venir nada, Slim… hay mucho por ocurrir, y eso parte desde el momento en que pensaste que p
Gael. Demoré más de lo necesario despidiéndome, y los ojos de Sofí me decían mucho, pero era necesario por un momento. —No te preocupes… iré con Cristian… resolveremos muchos asuntos. —Así es… yo cuidaré a mi hermano mayor… —sofí sonrió a mi hermano negando y yo le apreté los hombros a Cristian—. Por cierto, Sofí, ella es Lucia… Me giré para ver una nueva chica. Parecía un poco sacada de contexto y algo temerosa. Incluso muy joven cuando asintió como si fuese una esclava hacia mi esposa. —Hola… —Sofía saludó con una sonrisa y miró a Cristian como si quisiera una explicación. Pero eso no iba a suceder ahora mismo. —Ella te ayudará en todo lo de la casa… así que, cualquier cosa que no te guste, solo dime… Sofía asintió, y volví a ella para abrazarla y darle un beso en la boca. —Tendré mi teléfono… cualquier cosa, por mínima que sea, siempre estoy disponible para tí… Ella asintió tocando mi rostro. —Te amo… —Te amo más… Salí de la casa y mi hermano detrás de mí. —Acaba de ca
Gael.Los días posteriores al escándalo en el senado fueron caóticos. La noticia de las acusaciones contra mi padre se extendió como un incendio forestal, y la prensa se alimentó vorazmente de cada detalle siniestro que salía a la luz. Rafael Baillères, el hombre que alguna vez fue una figura poderosa y respetada, ahora se encontraba en el ojo de la tormenta.Mientras tanto, yo estaba ocupado manejando todos los hilos de esta operación. Había planeado meticulosamente cada paso, y cada movimiento estaba calculado para asegurarme de que Rafael perdiera todo. Era una venganza largamente esperada por todas las atrocidades que había cometido contra mi familia y contra mí.Sus inversiones se estaban derrumbando, sus cuentas bancarias estaban siendo investigadas y congeladas, y sus antiguos aliados lo abandonaban como ratas de un barco naufragado.—¿Cómo estás? He visto las noticias… por favor, ten cuidado…Llevaba tres días sin ir a casa, y me ardía el alma por abrazar a mi hijo y a Sofí, p
Gael.—¿Estás bien? —negué hacia mi hermano.—Quisiera ir hacia Sofí, a mi hijo… pero no quiero llevar esto que tengo ahora…Cristian apretó mi hombro.—Las noticias están llenas de imágenes de la mansión… está por todas partes.Asentí.—Incluso después de muerto, quiero que hablen de todo lo que ha hecho…—Trata de descansar… mañana habla con Sofí, espera el juicio, y luego, lo último será Slim…Pasé un trago duro.El tipo estaba haciendo lo imposible por arañar todo. La policía estaba detrás de sus asuntos, y supe que había asesinado a su inversor. Sus números cayeron en menos de una semana, y tres de sus edificios, ahora estaban en ruinas.Todo esto, estaba en cargos de mi padre, todos pensaban que Rafael lo había atacado, aunque el mismo Diego sabía quién estaba detrás de todo esto. Y ya llegaría el día en que yo mismo le hiciera frente, pero debía esperar un poco más.Slim era más calculador, y mucho más inteligente que mi padre.Estuve hablando por la mañana con Sofí en videolla
Sofía.—Es tan bonito… —no pude evitar mirar a esta chica, los días que había estado conmigo se había mostrado demasiado atenta, pero sabía que había algo en ella.—Lucia… no te he preguntado, pero… ¿Dijiste que Cristian te contrató?Incluso su ropa de cuando llegó era desgastada, y su condición no era buena. Estaba demasiado flaca, aunque era muy hermosa.—Él me ayudó, sí…—¿De dónde eres? —Lucia levantó el rostro con Ian en brazos, y negó.—¿Debo decirle? Es que no… mi vida no es atractiva, mi señora.—Dime Sofí… ¿De acuerdo?—Creo que no debería…—¿Por qué? —Lucia miró al bebé y luego me miró a mí.—Yo… me iré en cualquier momento… cuando usted ya no necesite de mí…Mi ceño se frunció un poco.—¿Cómo llegaste a Cristian? —y ella se mordió la boca.—Mi padre trabajaba en uno de sus edificios haciendo arreglos…—¿Y dónde está tu padre?Ella negó.—Nuestro barrio es peligroso… y estas pandillas, se enfrentaron… casi toda mi familia murió.Pasé un trago duro, y luego apreté su hombro.
Sofía. —Buenos días… —sonreí pegando mi rostro al suyo. Lucia había traído al bebé hace unas horas, y aproveché en darle de comer, para que se quedara dormido. Y aunque sentía un cansancio extremo, estaba feliz. Abracé a Gael con mi cuerpo, y le hice cosquillas con mi nariz en la suya. —Buenos días, mi amor… —Wooow… —su expresión me hizo reír—. No me decías así desde hace mil años… —Eres mi amor… de eso debes estar seguro… —En el caso de que no lo fuera, desearía morir… —abracé más su cuerpo, y aquí estaba de nuevo como todas mis células se volvían locas. —Quiero una eternidad contigo Gael… ¿Es posible? —su rostro se puso serio y me miró directamente a los ojos. —Es posible, aquí —su palma se posó en mis pechos desnudos y cerré los ojos ante el latido de mi corazón—. Mírame Sofí… eres mi todo. —Y tú lo eres para mí… —Solo es cuestión de un tiempo más, y saldremos de México… nuestra vida será diferente, lo juro… Mis ojos se agacharon y besé su mejilla. —Extrañaré mi país,