Este capítulo es dedicado a ALEXANDRA, mi bella hermosa, mil gracias por tu fidelidad y por se una maravillosa lectora que me sigue a dondequiera que vaya, me emociona verte en los comentarios, y siempre contar con tu apoyo. Un abrazote grandeee...
Sofía. La mansión de Diego se convirtió en mi prisión dorada, y cada día que pasaba, me sumergía más en un mundo de mentiras y secretos. Mi fachada de enamorada y sumisa se volvía más convincente a medida que avanzábamos en el juego de Cristian. Diego me rodeaba con su presencia constante, como un halcón vigilando a su presa. Me trataba con cariño delante de los demás, pero en privado, su control sobre mí se volvía más evidente. A pesar de todo, mantenía mi determinación de descubrir la verdad detrás de la desaparición de Gael y sacar a mi hijo de este peligroso ambiente. Cristian seguía siendo mi único aliado en esta maraña de engaños y conspiraciones. Nuestras comunicaciones eran limitadas y discretas, pero cada mensaje que intercambiábamos me daba la fuerza para continuar. Hubo un compromiso, y Diego se encargó de que al otro día hubiese un titular enorme. Los bloques de la prensa no se hicieron esperar, unos comentarios solo eran de felicitaciones, pero la mayoría me atacaba c
Sofía. —Espero que no sea nada… solo tengo algunas punzadas extrañas… voy con el chofer, y el hombre que pusiste para mí, va detrás en otro auto… —Bien… ¿Me llamarás en cuanto salgas de la consulta? —Por supuesto… —Espero que no sea nada… en unos días, estaremos en nuestra boda… Apreté mis dientes, era evidente que Diego estaba más preocupado y centrado en la boda. —No pasa nada, es normal en el embarazo, y debo ser diligente… regresaré pronto, porque mi panza no me deja mucho… Diego se rio, y luego dijo: —Si supieras lo hermosa que te ves así… —hice un silencio y luego agradecí. —Gracias… Llegué a la clínica con los nervios en mis poros. Había utilizado un bolso grande, y esperar fue una tortura. Este hombre que puso Diego para mí, parecía entregado a su trabajo, y cuando me levanté cuando fui llamada, lo miré directamente. —Espera aquí… iré sola… —¿Segura? —Por supuesto… Entré sin más, y noté la cara del médico. —Señorita Sofía… —pero de inmediato, Cristian, junto a d
Sofía. Mis ojos se fijaron en la dirección que el viejo Rafael miraba. Al principio, todo lo que pude ver fue un espacio vacío en medio de la multitud, pero poco a poco, alguien emergió de entre los invitados. Mi corazón latía con fuerza mientras observaba a la figura que se acercaba, y cuando finalmente lo vi claramente, mi aliento se detuvo. Era Gael. Sentí cómo toda la piel se me encogió y la boca se me secó. Incluso sentí hervir mi garganta mientras mi pecho se apretaba. Mi mano tembló fría en la mano de Diego, al que no estaba prestando atención en lo absoluto, porque ahora mismo, estaba en una línea de incredulidad. Ver a alguien a quien creía muerto y a quien amo con todo mi ser, era abrumador, mi corazón dio un vuelco instantáneo cuando mis ojos se posaron en esa figura que pensé que nunca volvería a ver. Pero cuando mis ojos se posaron en los suyos, sentí como si… no hubiese nada en él. Una oleada de emociones intensas inundó mi ser en un abrir y cerrar de ojos. La incr
Sofía. Mis emociones eran un torbellino de confusión y desesperación. No podía procesar la avalancha de sentimientos que me invadían en ese momento. La presencia de Gael, a quien había dado por muerto, me había dejado petrificada. Y sentía un remolino de todo. Ira, descontrol total, todo me estaba colapsando. —¿Cómo? ¿Dónde estabas? Sus manos me soltaron poco a poco y no dejaba de mirar mi boca. —Solo hace tres días desperté… —¿Qué? Gael parecía igualmente afectado por la situación, pero sus ojos, profundos y oscuros, nunca dejaron de explorar mi rostro. Finalmente, apartó la mirada y suspiró profundamente. —No tengo todas las respuestas todavía, pero déjame explicarte lo que sé hasta ahora. Solo recuerdo que estuve muy grave, uno de mis hombres logró rescatarme de allí, agonicé como por una semana, luchando por vivir, pero mi padre me encontró… —Nunca pude dar contigo… —Cristian intervino, pero yo temblaba de demasiado. —No entiendo cómo pudiste sobrevivir a eso… yo vi cuand
Sofía.A pesar de la situación caótica y peligrosa que estábamos enfrentando, sentí un atisbo de esperanza en mi interior de saber que la persona que estaba a mi lado, era Gael. Por primera vez en mucho tiempo, estábamos juntos, y Gael estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger a nuestra familia, aunque no quería más turbulencia, y menos cuando estaba tan asustada por el bebé.Estaba por dar un paso, cuando sentí más dolor que me hizo torcer y quedarme quieta.—¡Ah! ¡Me duele…! —me sostuve la barriga y Gael se apresuró a tomarme el rostro.—Sofí… por favor, tenemos que salir de aquí… solo unos minutos mi amor… por favor…Vi cómo Gael sacó un arma y me tomó como si quisiera alzarme, pero me negué.—No puedo Gael, me duele mucho… —El pecho de Gael subía y baja con fuerza mientras que tuve que morderme la boca, estaba sudando mucho y el dolor se estaba haciendo insoportable.—No hay otra forma… —Gael usó su celular y dijo—: Preparados… voy saliendo por la puerta principal… —y
Gael. El frío y estéril ambiente de la unidad de cuidados intensivos neonatales me envolvía mientras mantenía mis ojos fijos en Ian. Su pequeña mano envolvía mi dedo con una fuerza sorprendente, como si estuviera aferrándose a la vida que apenas había comenzado. Mi corazón latía con una mezcla de emociones, desde la alegría de tener a mi hijo en mis brazos hasta la culpa abrumadora por lo que había sucedido. Ian era el vínculo que unía a Sofía y a mí, un testimonio de nuestro amor en medio de la oscuridad que había rodeado nuestras vidas. Pero también era un recordatorio constante de los peligros que habían amenazado su llegada al mundo. Sabía que no podía dejar que la culpa me consumiera, tenía que estar allí para él y para Sofía. —Ian… —susurré—. Mamá estará aquí pronto, pequeño. —Prometí, a pesar de las circunstancias, ser un buen padre. Una promesa que, aunque hecha en medio del caos y la confusión, significaba todo para mí. Nunca pensé que iba a tenerte… no estaba en mis planes
Gael. —No te muevas… —No lo haré… —Cristian aseguró mientras vi que Sofí aún dormía. —Slim ha tratado de ingresar, lo intentará más tarde, pero estaré de vuelta cuando eso suceda, por el momento, tengo a la prensa afuera, eso lo aquietará un poco. Mi hermano asintió. —Es perfecto… —No dudes en llamarme… igual no tardaré… —¿Si Sofí pregunta…? —Dile que estoy afuera en la sala resolviendo cosas… es todo. Salí prontamente del hospital. Afuera un caos total, y había mucha vigilancia. A lo lejos pude ver autos que no estaban conmigo, pero no me preocupé, aquí no podía entrar ninguno, y me había encargado de eso. Me metí a un auto blindado, mientras otros autos me siguieron. Sentí un leve temblor en las manos ante la ira que aún me gobernaba, pero solté el aire y restregué mis ojos. Regresar a la mansión no era fácil, sobre todo cuando la persona que una vez elegí en mi vida, ahora era una de mis peores enemigas. Las puertas de la mansión estaban cerradas cuando llegué y el vigil
Gael. La revuelta fuera del hospital era agobiante, y fue una lucha ingresar, a pesar de que la policía estaba en el momento. Llegué a la sala privada donde estaba Sofí, y mi hermano fue el primero en salir. —Ha preguntado por ti… pero el doctor quiere verte… Mi corazón latió con fuerza, y me dirigí a donde él me dijo. —Señor Koch… ¿Cómo está? —le di la mano al médico, y miré la incubadora. Ian no tenía el respirador, solo estaba despierto mirando hacia arriba, y parecía que solo tenía una vía en su vena. —¿Ha pasado algo? —Nada malo… el bebé ha progresado mucho… sí, nació antes, pero se encuentra bien… creo que, dentro de una semana, pueden pasarlo a sala cunas… y salir de cuidados intensivos… —¿Una semana? —me parecía mucho, pero si era necesario, no había de otra. —él debe estar el tiempo que le falto en la barriga aquí… al menos quince días… Tomé una aspiración fuerte y luego asentí. —Bien… lo haremos así. —Una cosa más… la mamá debe alimentarse muy bien, ella saldrá d