Sofía Odiaba que tuviese que esperar. Mi recuperación iba lenta, y los días pasaban eternos, mientras cada noche había un llanto que dolía más que el otro. Cada vez que abría mis ojos por la mañana, solo quería quedarme mirando a la nada, y por primera vez en mi vida mi respiración era demasiado lenta. No sé qué parte me dolía más, pero era muy difícil. Estaba este deseo que me quemaba por dentro de vengarme, pero de repente también esta desolación que incluso dolía mucho más. Cuando abrí mis ojos, después de una semana, me quedé abrazando almohada cuando sentí otro movimiento. Mis lágrimas se escurrieron cerrando mis ojos, y recordé el día en que Gael puso la mano en mi vientre y me sonrió. Quería pensar que era una pesadilla, creer que estaba en ella, me alimentaba de alguna forma. Había algo en mi subconsciente que me decía que despertaría en cualquier momento, y que, al girarme sobre la cama, vería esos ojos negros que me hacían sentir de forma perfecta. —Estoy en una pesad
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