Este capítulo es dedicado a Claudia Ruano, cariño muchas gracias por venir aqui y dejar comentarios y apoyarme a lo largo de esta historia, bienvenida a mi mundo, y espero que lo disfrutes.
Sofía. Diego me observó con una intensidad que me hizo sentir incómoda, como si pudiera ver a través de mis mentiras. Tragué saliva y traté de mantener la calma, a pesar de la ansiedad que me estaba invadiendo. —Diego… —retrocedí un paso cuando él dio otro hacia mí, como si fuese necesario apartarme de él —No entiendo por qué mientes, Sofí… ¿Dónde estabas? ¿Qué estás tratando de ocultar? Mi boca se abrió un poco negando. Su tono ya era demasiado. Mi mente buscó desesperadamente una excusa creíble. No podía decirle la verdad sobre mi encuentro con aquella misteriosa mujer en el galpón, no cuando aún no sabía si podía confiar en ella… o en él, que ahora mismo me hacía dudar mucho. —Diego… yo solo necesitaba un tiempo para mí misma… yo no me he recuperado de… tú lo sabes… —respondí con voz temblorosa. De inmediato él tomó mi rostro, en un agarre fuerte. —¿Por qué Sofí? ¿No soy suficiente hombre para ti? ¿Por qué? Diego dio unos pasos más cerca, y su mirada se volvió más penetrant
Sofía.La camioneta en la que me subí, arrancó a toda velocidad, haciendo que mi corazón latiera con fuerza en mi pecho. No podía evitar sentir miedo, pero al mismo tiempo, una chispa de esperanza se encendió en mi interior. Esta era mi oportunidad de escapar de la casa de Diego, de esta situación opresiva en la que me encontraba.Solo noté como aquellos hombres cayeron al piso, y no pude evitar sentirme culpable, de hecho, tampoco vi al chofer de Diego, y solo recordé que la mujer me dijo que ya no estaba.¿Era Diego capaz de matarlo?Los hombres que me rodeaban parecían estar bien organizados, como si hubieran planeado esta operación cuidadosamente.—¿A dónde vamos? ¿Ustedes están con ella? —pregunté con voz temblorosa.—No es seguro hablar aquí… mantenga la calma.Asentí, sintiendo que no tenía otra opción más que confiar en ellos. La camioneta continuó su camino a toda velocidad por carreteras secundarias, alejándonos cada vez más de la mansión de Diego.Mi mente estaba llena de p
Sofía. El abrazo de Diego me apretó con fuerza, y aunque yo lo abrazaba con lágrimas fingidas en los ojos, en mi interior sentía una mezcla de alivio y temor. Había regresado a la mansión, pero el juego que Cristian había propuesto era peligroso, y mi vida estaba en una cuerda floja. Diego acarició mi cabello con ternura y me susurró al oído: —No vuelvas a hacer algo tan arriesgado, Sofía. Me preocupaste mucho —Actuaba como si realmente se preocupara por mí, pero yo sabía que su amor era posesivo y controlador. —Lo siento, Diego. No sabía lo que estaba haciendo… Pero he entendido que… eres la única persona que ha estado para mí… —respondí con voz temblorosa. Él me miró fijamente y luego besó mi frente. —Entiendo que tengas miedo… pero debes confiar en mí. Yo te cuidaré, y juntos superaremos cualquier cosa… todo lo que te prometí se dará, pero debes darme tiempo. “Es íntimo amigo de Rafael Baillères” Pasé un trago sacudiendo mi cabeza. Su manipulación era sutil, pero efectiva.
Sofía. La mansión de Diego se convirtió en mi prisión dorada, y cada día que pasaba, me sumergía más en un mundo de mentiras y secretos. Mi fachada de enamorada y sumisa se volvía más convincente a medida que avanzábamos en el juego de Cristian. Diego me rodeaba con su presencia constante, como un halcón vigilando a su presa. Me trataba con cariño delante de los demás, pero en privado, su control sobre mí se volvía más evidente. A pesar de todo, mantenía mi determinación de descubrir la verdad detrás de la desaparición de Gael y sacar a mi hijo de este peligroso ambiente. Cristian seguía siendo mi único aliado en esta maraña de engaños y conspiraciones. Nuestras comunicaciones eran limitadas y discretas, pero cada mensaje que intercambiábamos me daba la fuerza para continuar. Hubo un compromiso, y Diego se encargó de que al otro día hubiese un titular enorme. Los bloques de la prensa no se hicieron esperar, unos comentarios solo eran de felicitaciones, pero la mayoría me atacaba c
Sofía. —Espero que no sea nada… solo tengo algunas punzadas extrañas… voy con el chofer, y el hombre que pusiste para mí, va detrás en otro auto… —Bien… ¿Me llamarás en cuanto salgas de la consulta? —Por supuesto… —Espero que no sea nada… en unos días, estaremos en nuestra boda… Apreté mis dientes, era evidente que Diego estaba más preocupado y centrado en la boda. —No pasa nada, es normal en el embarazo, y debo ser diligente… regresaré pronto, porque mi panza no me deja mucho… Diego se rio, y luego dijo: —Si supieras lo hermosa que te ves así… —hice un silencio y luego agradecí. —Gracias… Llegué a la clínica con los nervios en mis poros. Había utilizado un bolso grande, y esperar fue una tortura. Este hombre que puso Diego para mí, parecía entregado a su trabajo, y cuando me levanté cuando fui llamada, lo miré directamente. —Espera aquí… iré sola… —¿Segura? —Por supuesto… Entré sin más, y noté la cara del médico. —Señorita Sofía… —pero de inmediato, Cristian, junto a d
Sofía. Mis ojos se fijaron en la dirección que el viejo Rafael miraba. Al principio, todo lo que pude ver fue un espacio vacío en medio de la multitud, pero poco a poco, alguien emergió de entre los invitados. Mi corazón latía con fuerza mientras observaba a la figura que se acercaba, y cuando finalmente lo vi claramente, mi aliento se detuvo. Era Gael. Sentí cómo toda la piel se me encogió y la boca se me secó. Incluso sentí hervir mi garganta mientras mi pecho se apretaba. Mi mano tembló fría en la mano de Diego, al que no estaba prestando atención en lo absoluto, porque ahora mismo, estaba en una línea de incredulidad. Ver a alguien a quien creía muerto y a quien amo con todo mi ser, era abrumador, mi corazón dio un vuelco instantáneo cuando mis ojos se posaron en esa figura que pensé que nunca volvería a ver. Pero cuando mis ojos se posaron en los suyos, sentí como si… no hubiese nada en él. Una oleada de emociones intensas inundó mi ser en un abrir y cerrar de ojos. La incr
Sofía. Mis emociones eran un torbellino de confusión y desesperación. No podía procesar la avalancha de sentimientos que me invadían en ese momento. La presencia de Gael, a quien había dado por muerto, me había dejado petrificada. Y sentía un remolino de todo. Ira, descontrol total, todo me estaba colapsando. —¿Cómo? ¿Dónde estabas? Sus manos me soltaron poco a poco y no dejaba de mirar mi boca. —Solo hace tres días desperté… —¿Qué? Gael parecía igualmente afectado por la situación, pero sus ojos, profundos y oscuros, nunca dejaron de explorar mi rostro. Finalmente, apartó la mirada y suspiró profundamente. —No tengo todas las respuestas todavía, pero déjame explicarte lo que sé hasta ahora. Solo recuerdo que estuve muy grave, uno de mis hombres logró rescatarme de allí, agonicé como por una semana, luchando por vivir, pero mi padre me encontró… —Nunca pude dar contigo… —Cristian intervino, pero yo temblaba de demasiado. —No entiendo cómo pudiste sobrevivir a eso… yo vi cuand
Sofía.A pesar de la situación caótica y peligrosa que estábamos enfrentando, sentí un atisbo de esperanza en mi interior de saber que la persona que estaba a mi lado, era Gael. Por primera vez en mucho tiempo, estábamos juntos, y Gael estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger a nuestra familia, aunque no quería más turbulencia, y menos cuando estaba tan asustada por el bebé.Estaba por dar un paso, cuando sentí más dolor que me hizo torcer y quedarme quieta.—¡Ah! ¡Me duele…! —me sostuve la barriga y Gael se apresuró a tomarme el rostro.—Sofí… por favor, tenemos que salir de aquí… solo unos minutos mi amor… por favor…Vi cómo Gael sacó un arma y me tomó como si quisiera alzarme, pero me negué.—No puedo Gael, me duele mucho… —El pecho de Gael subía y baja con fuerza mientras que tuve que morderme la boca, estaba sudando mucho y el dolor se estaba haciendo insoportable.—No hay otra forma… —Gael usó su celular y dijo—: Preparados… voy saliendo por la puerta principal… —y