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Todos los capítulos de En los brazos del CEO: Capítulo 71 - Capítulo 80
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Capítulo 71: No podrán separarnos
—¿Y cuando puedo hacer una prueba de paternidad? Usted es mi doctor de confianza, ha atendido a la familia por años, quiero saber cuando podré saber si es mi hijo o no, porque no confío en esa mujer. Alana lo miraba impactada de su dureza. —Bueno… —el doctor titubeó, nervioso—. Esperemos, señor Demetrius, aún no se puede realizar la prueba de paternidad en sangre, hasta la doceava semana, pero, recomiendo que ella tenga más tiempo, con sus amenazas de aborto, podría empeorar. Demetrius se sintió frustrado. —¿Podrías esperar a que nazca? Será mejor. —De ninguna manera, madre, debo saberlo antes, sé que ahora se puede, la tecnología ha avanzado mucho, ¿Verdad, doctor? —Sí, pero, ahora esperemos un poco, Sylvia podrá salir en unas horas más tarde. —Bien, enviaré a una persona por ella, póngale a un par de enfermeras doctor, pagará para que la cuiden en la casa de la mujer. Alana le miró incrédula. El doctor asintió, los dejó solos. —¡Demetrius! ¿De verdad la dejarás sola en ese
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Capítulo 72: Arruinaste el mejor de los momentos
Albert sostenía la mano de Leonor, estaban en el consultorio de la ginecóloga, sus ojos se encontraron fijamente. —¿Estás bien? —Tengo miedo —dijo Leonor hundiendo su mirada, él levantó su barbilla con su mano, observó sus ojos, sonrió al reflejarse en ellos. —No hay nada que temer, no estás sola, nunca más lo estarás, me quedaré contigo y con mi hijo. ¿Sabes? Yo también tengo miedo. Ella le miró con duda. —¿Tú tienes miedo? ¡Imposible! Él esbozó una sonrisa ligera. —¿Por qué lo dudas? De verdad, también tengo miedo, no soy tan seguro como lo aparento, desde niño, mi padre no hacía más que compararme, primero con Demetrius, luego con mi hermano Finn, si quería un poco de su apoyo debía demostrar que era mejor que ellos, para merecerlo. —Lo siento… —dijo Leonor al escucharlo, pensó que debía ser triste. Él tomó su mano. —No importa, no soy más ese hombre, quiero ser el mejor hombre para ti, quiero ser un buen padre para mi hijo, que tenga todo el cariño, mi apoyo, y que él pue
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Capítulo 73: Miedo a perderte
Demetrius y Marina llegaron al hospital con rapidez.Marina entró a ver a Leonor, la abrazó.—Estoy bien —dijo sentada sobre la camilla—. La doctora me revisó, estoy perfectamente bien y mi bebé también, no te preocupes.—¿Qué pasó?—¡Fue horrible, Marina! Anya enloqueció, disparó, nos amenazó, Kevin le disparó para salvar a Albert… ¡Ella murió! —dijo rompiendo en llanto.Marina la abrazó con fuerzas, besó su frente.Demetrius y Albert estaban en la comisaría, junto a Kevin.Arreglaron todo para que no se acusara a nadie de la muerte de Anya, y consideraron declararla legítima defensa.—Se volvió loca, me siento culpable —dijo Albert con la mirada hundida.Demetrius le dio una palmada suave en el hombro.—No digas tonterías, Albert, esa mujer tuvo la culpa, intentó matarte a ti, a Leonor y a tu hijo, ¿Por qué? Por una m*****a ambición, ella estaba mal, tuvo lo que merece, olvídate de ella, ahora solo concéntrate en Leonor y tu bebé.—Le propuse matrimonio íbamos a celebrarlo, y pasa es
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Capítulo 74: Necesito una asistente
Demetrius tomó sus manos entre las suyas, su mirada era tan triste, que lograba doblegarla. —Marina, por favor, no lo hagas, no me abandones ahora que cas logramos ser felices, sé que cometí mi peor error, he estado equivocado por tanto tiempo, pero, estoy aquí, te amo, sueño con ser tu esposo, con verte a mi lado en el altar, nuestras hijas sonriendo, hagámoslo real, por favor. Marina bajó la mirada, no tenía fuerzas para negarse a él, ella también lo amaba con locura, también soñaba con ser su esposa, casi desde el primer momento en que lo vio, desde entonces, y hasta ahora, lo había amado con locura, guardando su corazón, su alma y su cuerpo, solo para él. Ella acunó su rostro, lo miró con fervor. —Te amo, tengo tanto miedo de perderte, me duele no ser yo quien te dé otro hijo, pero no me importa, porque no puedo dejar de amarte, porque te necesito a mi lado —ella lo besó con ardor, lo besó con ansias locas, con deseo y ganas. Necesitaba del sabor de sus labios, necesitaba ser
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Capítulo 75: ¡Papito CEO no es un ladrón!
—Hola, mi amor, Russell vino a visitarnos para ver cómo estaba Mady, los niños ahora estaban jugando en la habitación. —¡Qué bien! ¿Y también estaba en sus planes ofrecer un puesto de trabajo, señor Hesmer? Él sonrió. —En realidad, no, me enteré de que Marina necesita un trabajo, y bueno, yo necesito una asistente, además, ella es una mujer confiable, podríamos trabajar y hacerte un horario flexible, por ejemplo, de diez de la mañana a tres de la tarde, me parece justo. Demetrius sintió rabia. —¡Imposible! ¿Olvidas que tenemos dos hijas? Ella tiene que cuidarlas, así que, es difícil, pero, ella puede pensarlo. Marina miró a Demetrius con disgusto. —Bueno, mis hijas antes eran cuidadas por mi hermana, pero, es que ella está ahora embarazada, sé le va a dificultar, y mi suegra, ella tiene una ocupación muy importante en este momento, podríamos solicitar una niñera, pero… —¡Imposible, amor! ¿Cómo podríamos conseguir a una niñera confiable? Eso es difícil, ahora —aseveró Demetrius
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Capítulo 76: Falsas esperanzas
—Demetrius, ¿Qué haces? —exclamó Marina, ahora si estaba molesta, pero lo ayudó a levantarse.—Yo… estaba levantando una mancuernilla que se me cayó, y de pronto, los niños me asaltaron con el agua helada.—¡Es que creímos que papito CEO era un ladrón! —exclamó Mario—. Perdón, papito CEO, no queríamos mojarlo, solo si era un ladrón de veritas —dijo Mario asustado por ser retado.—No importa, Mario, está bien, se confundieron.—Sí, cariño, vayan a jugar en el salón de juegos, así también se salvarán del calor del verano —dijo RussellDemetrius ya estaba de pie, su rostro tenía un rubor que cubría sus mejillas por la vergüenza.—Señor Hesmer, llegó su asistente.—Genial, denme un momento, llegó mi asistente de la ciudad de México, que es quien te va a capacitar, Marina, ya vuelvo.Ella asintió, Russell se alejó un momento.Marina miró a Demetrius con repruebo.—¿Qué es lo que pretendes, Demetrius? Porque no te he creído nada tu mentira sobre la mancuernilla, ¿Acaso me has estado espiando
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Capítulo 77: El pasado no se remedia, bebé llorón.
Alana esperaba la llegada del investigador privado, estaba tan ansiosa, que Leonor se unió a ella, tomando su mano, porque la mujer estaba demasiado nerviosa. Apenas escucharon que Marina llegó, la mandaron a llamar. —El investigador privado vendrá hoy, me contará todo sobre mi hijo Demian, tengo tanto miedo, por favor, quédense a mi lado. ¿Demetrius? —Fue con las niñas a comprar helado. —Bien, es mejor, no quiero que se entere aún, no quiero que me odie más. Marina besó la frente de Alana sintió que ella temblaba. —Alana, estás temblando, por favor, debes calmarte, hazlo por tu hijo Demian, por Demetrius y tus nietas. La mujer asintió. Demetrius estaba con las niñas en la heladería, comían helado de chocolate, y mientras más comían, más notaba él, que sus hijas eran un retrato fiel de sus gestos, sonrió al verlas. —Niñas, ¿Qué les pareció la señorita Victoria? —Es bonita, Papito CEO, pero mamita es más bonita —dijo Ady Él asintió. —Mamá es la mujer más bella del universo,
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Capítulo 78: De hombre a hombre
Russell pudo sentir el poder de la atracción que era capaz de controlar su raciocinio, estaba ahí, muriendo por besar aquellos labios. —¿Hola? La voz de Marina le devolvió el juicio, soltó a la joven que estaba tan confusa, nerviosa, retrocedió aturdida. Russell abrió la puerta, Marina había quitado la silla. —¿Qué pasó? Vi una silla impidiendo que se abriera la puerta, y me extrañé mucho —cuando ella alzó la mirada y vio a Victoria ahí, se quedó sorprendida. —Sí, fueron los niños, hicieron una travesura, debo hablar con los gemelos, dame un segundo, ya vuelvo. Russell salió rumbo al jardín. —¿Todo está bien, Victoria? Ella estaba nerviosa, sintió sus manos temblorosas. —Ah… sí, es que los niños nos dieron un buen susto. —Pero ¿Cómo es que terminaron dentro del baño? —Bueno… es que, yo iba a salir, él entró, fue una confusión, y luego, los niños hicieron esa travesura. Marina sonrió —¿Te parece si seguimos con el trabajo? —preguntó Victoria Marina asintió y fue a su lado.
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Capítulo 79: La forma en que te amo
Russell lanzó un suspirto cansado.—Tus celos son inimaginables, ¿Y sabes qué? Sí, Marina me gusta, es una mujer hermosa.Demetrius sintió como si le hubiesen vertido una cubeta de agua caliente encima, casi estuvo por golpearlo, lo tomó del cuello de la camisa, por encima de la mesa, casi lanzando los cubiertos al suelo.—¡Basta, hombre! Deja de pensar con tus impulsos, usa tu m*****a cabeza —sentenció Russell, Demetrius lo liberó—. He dicho que tu mujer me gusta, que es hermosa, eso no lo puedes negar, y que haya muchos hombres gustando de ella, será algo que no podrás controlar, eso no significa que esté esperanzado a tener algo más allá con ella, o que quiera entrometerme en su relación, para nada.Los ojos de Demetrius le miraron entre el desconcierto y el asco.—Eres un ser despreciable.Russell rodó los ojos, el mesero trajo los tragos, pero como antes miró tal escena, estaba angustiado por ellos.—¿Todo está bien?—Sí, muy bien, tráiganos otros dos tragos iguales, por favor —di
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Capítulo 80: Subastada a mí
Marina llegó al evento, llevaba la invitación, entró con facilidad, era un hermoso salón, había tanta gente que ella desconocía. Russell se acercó a ella, lucía tan elegante y atractivo, ella sonrió al verlo. —Hola, Russell. Él sonrió al verla, Marina Hall era una mujer hermosa. —Bienvenida, me alegro de que estés aquí, te ves muy bella esta noche. —Gracias, ¿Todo está en orden? —Bueno, excepto porque Victoria no ha llegado, todo está en orden. —Me envió un mensaje, ya no debe tardar. —Bien, siempre se le hace un poco tarde. —Es que ella no tiene un auto en esta ciudad, así que, debe venir en taxi, a esta hora, había un gran tráfico, hubiese pasado por ella, entonces, estaría puntual, tú pasaste por su hotel. Russell recordó que era cierto, a punto estuvo de hacerlo, pero no se atrevió. —No, ella puede venir por su cuenta, no quiero que se mal acostumbre. Una organizadora del evento se acercó a ellos. —Señor Hermes, ya puede subir para darnos su discurso, ya lo hicieron la
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