Demetrius se acercó un poco más, sintió el aliento cálido de Marina, su propia piel erizada, su corazón retumbante, nunca se sintió tan tentado por anhelar un beso, ella retrocedió, echando su cabeza atrás. Mordió su labio inferior con fuerza, tratando de calmar su frustración interna. —Las niñas, ya vienen. Demetrius aclaró su garganta y sonrió, las niñas se sentaron a la mesa, y Marina les sirvió pizza, mientras les ponía una servilleta como babero, las niñas comieron, pronto ensuciaron todo a su paso, sus manos, y sus mejillas, cubiertas de salsa de tomate. «Iguales que su padre», pensó Marina con una sonrisa escondida Leonor llegó a otro restaurante, era un lugar tan elegante. Anya la llamó por teléfono pidiendo hablar. Pronto fue llevada hasta su mesa. —¿Nunca viniste a un lugar como este? Leonor negó. —No soy alguien de dinero. —Leonor, eres una mujer joven, eres bonita, tienes un gran futuro ante tus ojos, te estoy dando la oportunidad de ganar dinero fácil, ayudándome
Leer más