Demetrius llegó a la iglesia, fue llevado por la recepcionista hasta el salón privado de Tessa. Ella abrió la puerta y lo recibió sonriente. —Bienvenido, señor Demetrius, me alegro de que haya leído mi carta. Él asintió. —Quiero ver a mi hermano, por favor, hermana, déjeme verlo —Demetrius, debo llamarlo, ver si él quiere verte, para él fue un gran shock saber la verdad. —¿Odia a mi madre? ¿Me odia a mí? —exclamó con angustia —No puedo decir que te odia, creo que está dolido con tu madre, ella lo abandonó, eso lo destrozó, porque él creía que ella murió, al saber la verdad se sintió traicionado. Demetrius tomó asiento, estaba consternado, pudo entenderlo. —Lo entiendo. —Lo llamaré, veré si tenemos suerte, y quiere verte. Demetrius asintió. Tessa llamó por teléfono, pronto la llamada fue respondida. —Hola, Demian, ¿Cómo estás hijo? —Hola, hermana Tessa, bien, ¿A qué debo su llamada? —Hijo, pronto volveré a México al orfanato en Firuze, pero, pensé en ti, hay alguien que q
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