Desde hacía años que dejó de importarme su frivolidad, mezquindad e indiferencia, pero ahora era personal porque no solo estaba metiéndose a juzgar a gente ajena, sino a mi esposa. A Tessa Morgan. A la madre de mis hijos. A la chica que yo estaba comenzando a amar y no iba a tolerar ni permitir que nadie de mi familia se metiera con ella hasta acorralarla como hicieron con Jane.—En vista de que tu hermana está bien, me retiro. Mantenme informado de cualquier anomalía—dijo.Me dio una fría palmada en el hombro antes de encaminarse hacia su vehículo en donde su chofer lo esperaba. Ni para conducir era bueno porque le gustaba la comodidad e ir como un rey.A medida que el coche se perdía en la lejanía, pude respirar en paz. La suerte estuvo de mi lado porque en ese preciso instante, divisé a Levi, el hermano de Tessa, salir del sanatorio y buscarme con la mirada. Le alcé el brazo y este, al verme, sonrió.Por una fracción de segundo, se me figuró ver a Tessa reflejada en él, sonriendo
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