Capítulo 30. Seré lo que tú quieras
La luz de un nuevo día alumbró dos cuerpos enredados en las sábanas, Julián fue el primero en abrir los ojos mientras una pequeña sonrisa iluminaba su rostro, sus ojos viajaron al rostro sereno de Natalia, ella dormía con la seguridad que solo una mujer amada podía hacerlo. Sus facciones ya no eran rígidas y su rostro tenía un aspecto muy distinto.Julián sabía el camino que debían recorrer no era fácil, pero estaba deseoso de empezar a limpiar las piedras para tener su feliz para siempre.El vaquero no pudo evitar que su mano ahuecara el rostro perfecto de Natalia, su dedo dibujó con ternura los labios perfectos de la mujer, ella se movió por la suavidad del contacto, pero no se despertó, Natalia se acomodó mejor junto al cuerpo de Julián, lo que provocó que él ensanchara su sonrisa.—Natalia —susurró, ella no respondió.Julián continuó con sus tiernas caricias, estaba tentado a despertar y hacerle el amor nuevamente, pero debía ser paciente y, sobre todo, prudente. Natalia se había
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