52. Dolor de cabeza
GIOLa llamada de Martha no era algo que esperara, me agarro de sorpresa y, la información que me dio también.—Necesito que vayas con mucha discreción a casa de la señorita que cuida al niño de Martha, no tengo idea de cómo se llama, averigua de tus mejores fuentes como si fueras a matar al niño, es mejor que todos piensen que Martha no es mi protegida— dije lo último más para mí que para él.—Muy bien, señor ¿pasó algo más? —pregunta algo ansioso, imagino que por su hermana.—Una bomba, una visita de Amos, nada más, al menos no me quiso contar nada más— un dolor de cabeza comenzaba a formarse.Lo peor es que no podía acercarme a ella, no podía sacarla de allí, al menos unos dos años para que ojo del público no esté en ella, aunque me la sudan, pero primero es mejor tener a al niño a salvo, pero lejos de esa mujer.—Mío Dio— exclamó Carlos sacándome de mis pensamientos.Me reserve para mí el cambio de carta que hubo, aunque no había nada comprometedor ni profesaba mi amor eterno, sól
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