44. Encantadora
SEGUNDA PARTE.Solamente han pasado quince días desde que María Teresa salió de la prisión. Abigail terminó por decirle lo que debían hacer después de aquel pago. Pudo entenderlo. Una vez en la nueva mansión de los Carvajal, sintió un aura distinta. No tenía nada, tan sólo la bolsa de ropa. Y la nueva que Abigial le había comprado. Al llegar, lo primero a quien vieron fue a Ricardo Carvajal.—María Teresa —pronunció contento Ricardo, mientras la atrajo hacia ella para abrazarla.—Don Ricardo —ella acogió el abrazo. Cerró los ojos y suspiró, con un gran alivio. Luego se alejó—. Gracias, gracias…—No, María Teresa —dijo él rápidamente—, a simple vista la inocencia se nota. En tus ojos se notan, desde el primer momento, María Teresa. Ahora, quiere encargarme de ti.—Pero don, ¿Cómo podría abusar más de su amabilidad?—Nada de eso. Para mí y para mi hija, te hemos tomado cariño. Ven, pasa. Desde ahora está será tu casa.—Jesús Credentor —expresó María Teresa.Abigail sonrió.—Es una nue
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