Capítulo 39. Extrañas coincidencias.
—¡¿Qué noticia tienen?! —preguntó Ader molesto.Los hombres se pusieron nerviosos, cruzando mirandas sin saber qué hacer.—¡Están sordos! Le hice una pregunta ¿Dónde están ellas? —exigió saber.—Lo siento, señor, pero no dimos con ella, al parecer al hombre que las había secuestrado, fue secuestrado por otro más, y fue este quien se llevó a las chicas.—No sé qué van a hacer, pero quiero a mi hermana y a mi prometida ¡Aquí ya! —exigió molesto—, Emma tiene dos hermanos, quiero la dirección de ellos, yo mismo iré hasta allí.Minutos después apareció el hombre con la dirección, uno de ellos vivía en la ciudad de los Ángeles y el otro en Dallas, decidió que lo mejor era ir a casa del que vivía allí.Caminó al auto, sentándose en el asiento trasero, se pasó la mano por la cabeza en un gesto de impotencia, la rabia se agitaba en su interior, apretó los puños, mientras su corazón palpitaba con fuerza.No podía creer que ninguna mujer era confiable, se soltó los primeros botones de la camisa
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