—¡¿Qué noticia tienen?! —preguntó Ader molesto.Los hombres se pusieron nerviosos, cruzando mirandas sin saber qué hacer.—¡Están sordos! Le hice una pregunta ¿Dónde están ellas? —exigió saber.—Lo siento, señor, pero no dimos con ella, al parecer al hombre que las había secuestrado, fue secuestrado por otro más, y fue este quien se llevó a las chicas.—No sé qué van a hacer, pero quiero a mi hermana y a mi prometida ¡Aquí ya! —exigió molesto—, Emma tiene dos hermanos, quiero la dirección de ellos, yo mismo iré hasta allí.Minutos después apareció el hombre con la dirección, uno de ellos vivía en la ciudad de los Ángeles y el otro en Dallas, decidió que lo mejor era ir a casa del que vivía allí.Caminó al auto, sentándose en el asiento trasero, se pasó la mano por la cabeza en un gesto de impotencia, la rabia se agitaba en su interior, apretó los puños, mientras su corazón palpitaba con fuerza.No podía creer que ninguna mujer era confiable, se soltó los primeros botones de la camisa
—¡Abuelo! —exclamó Emma, sorprendida y emocionada al mismo tiempo al reconocer al anciano y olvidando la última discusión entre ellos corrió a abrazarlo, por un tiempo estuvieron fundidos en un abrazo, lleno de emoción y alegría.—¡Emma! ¡Mi niña! —exclamó y vio a la otra chica con curiosidad— ¿Qué haces aquí? —preguntó igualmente sorprendido de ver a su nieta.—Abuelo, esto es increíble —dijo Emma con lágrimas en los ojos—. No sabía que estabas aquí, y mucho menos que conocieras a Justin — tomó la mano de este y la entrelazó con la suya—, abuelo, él es mi novio —articuló la chica con el rostro teñido de carmesí.—Las vueltas que da la vida, ¿verdad? —respondió Aníbal con una sonrisa nostálgica—. Y pensar que mi nieta y el nieto de mi viejo amigo se conocieron de manera espontánea y nosotros queriéndolos unir.Emma se volvió hacia Justin, quien todavía estaba procesando la sorpresa. Los dos jóvenes intercambiaron una mirada que mezclaba asombro, alegría y cierta ironía.—Así que mi Em
—Ader, ¿qué haces aquí? —preguntó Aimé, visiblemente sorprendida y afectada al verlo parado en la entrada de su casa, no pudo contener el golpeteó emocionado de su corazón.Ader también estaba sorprendido, los recuerdos se despertaron dentro de él, mezclado con la rabia de ver a la mujer que había amado tanto y ella le había hecho tanto daño.—No te preocupas que no vengo por ti, vengo por Youssef, necesito hablar un asunto personal con él —expresó cortante.—¿Qué asunto? Él no está… será mejor que vengas después —dijo nerviosa, sin dejar mirar hacia la entrada.—No es nada que sea de tu interés y no te preocupes que no voy a atacarte… hace tiempo que las mujeres como tú no me interesan —expresó con amargura.Ella miró al niño a su lado y luego de nuevo a Ader, había que ser ciego para no darse cuenta, apartó la mirada y suspiró temerosa, frotándose una mano con la otra.—Si quieres… espera en el despacho que llegue mi esposo, por favor —señaló ella y él asintió.Lo llevó al despacho
Emma y Justin decidieron partir hacia el lugar donde Justin había dejado la carta de su abuelo. Mientras caminaban juntos, Emma mira a Justin con curiosidad, sintiendo una mezcla de emociones, le encanta sus facciones dura, pero esa dulzura en su mirada que hace que su corazón salte emocionado en el pecho. Por un momento sintió miedo, de que las revelaciones contenidas en la carta puedan cambiar su relación con él.Llegaron a la habitación donde Justin había dejado la carta. Después de un momento de tensión, se dirigió a un libro, lo abrió y tomó la carta entre sus manos, por leves segundos, la miró con una mezcla de ansiedad y expectación; se sentaron en la cama y él la miró como si fuera un animal venenoso, mientras la giraba entre sus dedos.—¿Qué pasa? ¿Por qué no terminas de abrirla? —interrogó ella sin poder contener su ansiedad.—Estoy muy nervioso de leer esa carta, temo que lo que está aquí pueda cambiar todo como lo conozco —confesó Justin con sinceridad.—Yo también lo est
El niño se asomó por la rendija de la puerta, esperando que todo estuviera en silencio, cuando no escuchó nada salió con cuidado, caminó hacia la habitación de sus padres y vio a su padre durmiendo y roncado. Enseguida se regresó, corrió hacia la habitación donde escuchó que su padre había encerrado a su madre. —Mamita ¿Cómo estás? —preguntó a través de la puerta, al mismo tiempo que le daba unos golpecitos. Colocó su oreja en la puerta para ver si escuchaba algo, pero todo era silencio, caminó hacia el porta llaves, como no alcanzaba, colocó una silla, se subió y tomó las llaves de las habitaciones, regresó de manera sigilosa, y fue probando llave por llave, con cada desacierto, se iba sintiendo angustiado, pensando que el tiempo se agotaba, las lágrimas asomaron a su s ojos y se deslizaron por su rostro. Finalmente, dio con la llave correcta y abrió la puerta, sintió la oleada de frío, golpear en su cuerpo, se estremeció, pero no se detuvo, miró a la cama y se quedó sin aliento,
“¡Oh por Dios! ¡Es mi hijo!”, exclamó en su interior, sentía una opresión en el pecho y no podía respirar.—Tu mamá, estará bien… te lo prometo.—¿No nos echará? —interrogó nervioso y con los ojos aguarapados producto de las lágrimas que pugnaban por salir, Ader negó con la cabeza.—¿Por qué huyeron?—Mi papá, siempre golpea a mamá, y hoy la encerró en la habitación… desnuda y con el aire a temperatura muy bajo… tenía miedo que terminara matándola—dijo el niño con un sollozo.Al oírlo hablar, extendió la vista al rostro de la mujer y vio los rastros de golpe.“¡Eres una tonta! Preferiste engañarme con ese hombre y vivir una vida miserable, cuando conmigo pudiste tener el mundo a tus pies”, pensó con amargura, mirándola con rabia.El niño se dio cuenta y corrió hacia su madre abrazándola.—¿Por qué la mira así con tanto odio? Mamá no le ha hecho nada —pronunció de manera protectora.—No le haré nada… no te preocupes.Se quedó esperando que apareciera el médico, sin poder contener su an
Mientras Ader apretaba el cuello de Youssef, este se reía burlesco, provocando más rabia en el hombre y como si eso no fuera suficiente, comenzó a incitarlo con saña. —¡Basta! —rugió Ader, soltando a Youssef de repente, pero dejándolo tambaleándose—. ¡Cierra tu maldit4 boca!Youssef, momentáneamente aturdido, intentó enderezarse y recuperar su compostura. Ader lo miró con una expresión amenazante, sus ojos irradiaban una intensa ira.—Llama a mi esposa —recalcó la palabra esposa—, y a mi hijo, porque si no lo haces voy a acusarte de secuestro… ¿Qué va a decir la gente cuando escuche que uno de los políticos más prominentes de este país y que es candidato al senado de los Estados Unidos secuestró a la familia de un honorable militar? —inquirió amenazante.—¿Honorable tú? Creo que careces de eso, es que pienso que ni siquiera el significado de la palabra debes conocer… y si quieres llamar a la prensa y denunciarme ¡Hazlo! Pero de aquí, no te los vas a llevar, tendrás que pasar por enci
—¿Está vivo? ¿Es en serio Justin? ¿No me estás mintiendo? —preguntó sin poder contener su emoción, sintió su corazón golpeteando en su pecho.—Por supuesto que no te miento mi amor, fue Loras quien lo encontró —respondió Justin y ella se giró hacia Loras.—¿Dónde está? ¿Cómo lo salvaste? Debes contarme todo con detalles, por favor, rogó en tono suplicante.Loras asintió y enseguida comenzó a narrar como habían ocurrido los hechos.“Loras había llegado a la casa de los Peterson, su primer plan era esperar para poder ingresar a la casa, sin embargo, tuvo una extraña sensación, un presentimiento, un sudor frío le recorrió la espalda, y sabía claramente que ocurría cuando eso le pasaba.No pude ignorarlo y sin pérdida de tiempo, golpeó la puerta principal de la casa, como no recibió respuesta, decidió entrar, y cuando lo hizo recorrió la casa y encontró el hombre herido en muy mal estado, a punto de colapsar, pero la única palabra que salió de su boca fue.—Emma… ayuda… en Los Ángeles en