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Todos los capítulos de La dulce esposa del CEO militar: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21. Escape planeado.
“Lo siento, debí terminar con algunas cosas antes de estar, estoy en Columbus, necesito saber dónde te encuentras exactamente para ir por ti y salir de aquí de una vez”, expresó Loras. —Estoy en una cabaña ubicada en la zona de la montaña, pero había planificado que mejor nos fuéramos mañana. “¿Y eso por qué? Pensé que tenías prisa por marcharte del lugar donde te intentaron matar, e ir a poner en su sitio a la bruja de tu esposa”. —Es que… no puedo irme tan deprisa… porque no voy a huir solo —miró a Emma, quien lo miraba con una expresión enigmática. “¿Quién más vendrá contigo?”, inquirió Loras con curiosidad y un poco temeroso, porque quizás eso podría poner en peligro los planes. —Es la chica que me rescató del mar y salvó mi vida, ella quiere huir del control de su padre —respondió sin dar más explicación. “¡Vaya! ¿Por qué quiere huir contigo? ¿Tienes alguna relación con ella?”, interrogó Loras y Justin se sintió incómodo, no quería dar detalles sobre su relación con Emma, n
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Capítulo 22. Muerto no le sirves.
Emma cerró la llave de la ducha, justo en ese momento escuchó un estornudo y frunció el ceño, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, tenía la sensación de que algo andaba muy mal. Tomó la bata para cubrirse y salió del baño, miró hacia la puerta, caminó hacia su cama, vio que el morral estaba en una posición distinta a como lo había dejado, buscó su celular y no estaba en el bolsillo donde lo había dejado, alzó el bolso y allí lo vio en la cama. —Yo no lo dejé aquí… mi padre entró —declaró nerviosa, desbloqueó el celular y vio que la pantalla estaba en los mensajes enviados a Justin. Se levantó de la cama y salió de la habitación, caminó con sigilo, llegó a la puerta del despacho de su padre, y colocó su oreja para escuchar. “Quiero que averigües quien es Justin, su identidad completa, edad, dónde vive, todo de él, ese desgraciado que no sé quién es, quiere huir con mi hija, prepara un contingente de hombres, porque voy a atraparlo y va a arrepentirse de poner sus oj
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Capítulo 23. ¿Qué más quieres de mi?
La voz de Loras sonaba preocupada y urgente. Justin sabía que tenía razón, que sería una completa locura, enfrentar a todo un contingente del ejército, pero no podía dejar a Emma a merced de su padre y de aquellos hombres. Estaba dispuesto a enfrentar cualquier peligro con tal de protegerla. —Entiendo tus razones, Loras, pero no puedo dejarla ahora. No puedo abandonarla, ella confía en mí, y yo la amo —dijo con determinación, un suspiro de impotencia se escuchó al otro lado de la línea. “Justin, escúchame bien, sé que la amas porque de lo contrario no estarías pensando en hacer esta locura, pero si tú dices que ella trató de engañarte para que te fueras y evitaras el enfrentamiento con su padre, significa que estaba dispuesta a sacrificarse por ti, y si vas a buscarla su sacrificio será en vano, porque si te quedas aquí, estarás arriesgando tu vida y la de ella”. —Temo por ella… no quiero huir sin Emma. “No sabemos cuántos hombres ha enviado su padre, no pongas en riesgo todo por
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Capítulo 24. Que empiece la función.
Emma sintió que su corazón se disparaba, y sin pensarlo corrió hacia Justin y lo abrazó y dejó salir a través de los sollozos de alegría y alivio el hecho de no haberlo perdido. Le tomó el rostro y comenzó a besarlo por todos lados mientras él sonreía complacido, le revisó el cuerpo, y vio que cargaba un uniforme militar, pero al ver que estaba ileso suspiró aliviada. —Gracias al cielo que estás bien… si te pasaba algo no lo soportaría. —Mi niña tonta, ¿Por qué me dijiste esas cosas tan feas? ¿Qué no te importaba? Me hiciste correr aquí, golpear a un sargento, para usurpar su identidad y entrar a verte. —Estás muy loco, pero lo hice porque mi padre vio nuestros mensajes en mi celular, me descubrió y necesitaba que te alejaras, debí decirle que me casaría con Adel, para que se tranquilizara, ganar tiempo y que bajara la guardia, lo llamó y fijaron la boda para dentro de un mes en la catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, pensé que con eso desistiría de buscarte, pero no fue así
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Capítulo 25. Perro castigado.
Cuando Justin llegó al hotel que habían reservado en Nueva York, le dio los datos a Loras sobre el sargento Smith y le pidió que investigara a Serena Wilson, estaba seguro de que era su misma esposa. —Le enviaré esto a los investigadores que tiene el señor Abad acá, son los mismos que tiene su suegro, seguro nos darán esa información rápida. ¿Cómo piensas presentarte ante tu familia? —Hagamos una visita a mi abogado, encargué una barba y un disfraz para salir de aquí con otro aspecto y no ser reconocido —afirmó Justin. Terminando de hablar escuchó el timbre en la puerta, Loras salió a abrirla, mientras Justin se ocultaba para evitar ser visto. Recibió las bolsas y cuando cerró la puerta se lo entregó a su amigo. —Al parecer llegó tu disfraz. —Dame unos diez minutos y estaré listo. De inmediato el chico entró al baño y se cambió colocándose el disfraz que le habían llevado, cuando salió Loras lo miró sorprendido. —De verdad que si no te hubiese visto entrar a esa sala de baño pe
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Capítulo 26. Corazón roto.
Justin no se dejó intimidar por el amenazante tono de Brown y mantuvo su postura con valentía. —No hay problema, Brown. Estoy en este lugar para cuidar al perro, no para causar problemas. Y si piensas que alimentar y dar de beber a un animal es un delito, entonces quizás deberías reconsiderar tus valores morales. Brown frunció el ceño y avanzó hacia Justin, intentando intimidarlo con su presencia. —No me importan tus valores morales, jardinero. Lo único que me importa es cumplir con las órdenes de la señora Serena. Si ella dice que el perro debe estar encerrado y sin agua ni comida, entonces eso es lo que debe suceder. Y si tú no te sometes a sus órdenes, entonces yo tendré que tomar medidas más drásticas. Justin mantuvo la calma y sonrió con malicia, se quedó viendo al hombre, ambos se evaluaron con rabia, sin embargo, Justin sabía que debía ganarse la confianza del tal Brown, si quería continuar con su plan. —¡Escúchame Brown! Tengo entendido que de acuerdo a las cláusulas del
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Capítulo 27. Una despedida.
Las lágrimas inundaron los ojos de Emma y rodaron por su rostro mientras dejaba caer las fotos al suelo, con el corazón profundamente herido. No podía creer que Justin le hubiera mentido, le había ocultado que era un hombre casado, y la había convertido en una rompe hogares. El aire le faltó, se sintió traicionada, engañada y completamente destrozada, ella solo era la otra, se aprovechó de ella, de su inexperiencia. —¿Cómo pudo hacerme esto? —murmuró Emma, sintiendo que su corazón se aceleraba de dolor. —Lo siento, hija —dijo su padre, viendo que la noticia le había afectado, trató de abrazarla, pero ella se alejó de él. —¡No quiero tu abrazo! No quiero nada de ti. No eres mejor, toda la vida me has mentido, me has ocultado cosas, hasta me vendiste, porque no puede llamarse de otra manera… y ahora me traes esto para regodearte en mi dolor ¿Cómo puedo confiar en ti? —Emma, lo siento, pero tenías que ver esto, ¿Preferías que te engañara y ocultara que Justin se burló de ti y que no
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Capítulo 28. Le salen mal los planes a Serena.
Al día siguiente, Justin se levantó a temprana en horas de la madrugada para darle agua a Max, sin embargo, no había podido dormir un poco pensando en Emma, y en porque había cortado la llamada, intentó durante toda la noche contactarla, pero fue en vano, no recibió respuesta, su celular salía apagado, no había podido dejar de pensar en lo que pudo haber sucedido. —Estoy preocupado Max, no sé qué le haya pasado, no me responde… ella si es la dueña de mi corazón y cuando la conozcas espero que te guste, porque últimamente a ti no te gusta nadie, ella debe gustarte, es una chica muy hermosa —sin embargo, pareció que a Max no le gustaron sus palabras porque le dio la espalda. Justin decidió que tenía que hacer algo al respecto, no podía quedarse sentado esperando a que Emma le respondiera. Así que, después de darle agua a Max, decidió marcarle a Loras. —Hermano, necesito que vayas por Emma —de inmediato le contó lo sucedido, lo ocurrido la noche anterior. “Justin, pero empecé con la
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Capítulo 29. Descubrimientos.
Al escuchar las palabras de Serena, el cuerpo de Justin se tensó y cerró una de sus manos en un fuerte puño, le provocaba ir a enfrentarlos, sin embargo, sabía que debía ser inteligente y controlarse, ya llegaría el momento de poder hacerlo.Respiró con suavidad y continuó escuchándolos.—¿Yo mandé a matar a mi sobrino? De verdad que eres una descarada, sabes muy bien que fuiste tú. Yo jamás hubiese sido capaz de hacerle daño —expresó el hombre indignado.—Pero fuiste tú quien me contrató para hacerme pasar por la nieta de ese viejo, y engañar a tu difunto sobrino, así que si digo que eres mi cómplice, todos lo van a creer y no podrás hacer nada—pronunció la mujer sonriendo satisfecha—, tú dirás si no me ayudas.El hombre suspiró sabiéndose perdido y accedió.—Te ayudaré… pero antes debo saber a qué laboratorio se enviaron las muestras —le dijo el hombre—, voy a averiguarlo con el abogado López —pronunció tomando su celular y haciendo la llamada.Justin terminó alejándose con Max, ya
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Capítulo 30. Una llamada desesperada.
Justin se sonrió porque había estado esperando eso y estaba preparado, a pesar de la situación peligrosa, mantuvo la calma y comenzó a pensar en una forma de salir de esa situación.—Escucha, no necesitas hacer esto —dijo Justin, intentando mantener su voz firme y controlada—. Es solo un perro, no vale la pena cometer un crimen por él.El hombre lo miró con frialdad y apretó aún más la pistola contra la cabeza de Justin.—No me importa lo que valga el perro, solo sé que me están pagando muy bien por esto y no voy a dejar pasar esta oportunidad.En ese momento, Max, comenzó a gruñir y mostró los dientes en señal de advertencia, sabía que algo malo estaba sucediendo y estaba dispuesto a proteger a su amo.—Chico, no hay necesidad de apuntarme, si quieres mi cartera déjame dártela —pronunció intentando sacar la cartera.—Queremos al perro, así que entrégamelo, dame la correa —exigió el hombre.—Quieres la correa, ¡Tómala! —exclamó Justin, al mismo tiempo que liberaba a Max del agarre.Cu
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