—Si no quieres decirme nada, también sé interpretar el silencio. Volvió a hacerse en el marco de la ventana, pero antes de que pudiera irse, me acerqué a ella y la retuve tomando su mano.—No te vayas —me miró por encima de su hombro, más no se bajó de allí ni dijo nada—. No sé por qué quieres saber algo tan íntimo y personal como eso. No malinterpretes mi silencio, lo que pasa es que tus preguntas me tomaron fuera de base. Además, es extraño que quieras saber si he tenido sexo o no, ¿no crees?—Para mí no es extraño. Necesito saberlo, porque muchas cosas pueden cambiar entre nosotros. La miré sin comprender muy bien sus palabras, por lo que la insté a que bajara de allí, halando su mano y haciéndola caminar conmigo hasta la cama. Nos sentamos uno al lado del otro, yo sin soltarme de su mano y ella sin apartar sus ojos de los míos. Se ve ansiosa por saber esas respuestas y parece que es muy importante para ella, pero para mí no deja de ser vergonzoso. —Puede que para ti no sea extr
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