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123.ÁNGEL
Podía sentir que no era yo la que hablaba y al mismo tiempo lo era. Era como si dentro de mí habitara otra persona, que me hacía decir y hacer cosas sin que pudiera hacer nada para impedirlo.—Sabes a lo que me refiero Dijo estrechando más mi cuerpo contra el suyo. Giré hasta estar frente a él, que me miraba con sorpresa. Me levanté en la punta de mis pies y lo besé en sus gruesos labios, al inicio no respondió. Luego rodó sus manos por mi espalda, hasta llegar a mi cintura y me apretó contra su viril cuerpo y me devolvió el beso que torpemente le daba. Haciendo que cerrara mis ojos y me dejara llevar por la más increíble de las sensaciones. Hasta que nos separamos para respirar, luego me estrechó muy fuerte, murmuró unas palabras y me dormí. Algo extraño me estaba sucediendo, era yo y al mismo tiempo no lo era. Experimentaba un gran amor hacia Tata Julián, lo sentía real, lo amaba con todo mi corazón, apenas podía respirar si se separaba de mí. Ese beso lo había vivido con todo mi
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124.AMANECER
El ruido ensordecedor de la lluvia, más el frío que sentí, hizo que me despertara. Mire a mi alrededor y todo fue normal. No sabía si lo que recordaba era cierto o solo un sueño. Me animé a ir al encuentro de las hermanas. Estaban enfrascadas en aprender el idioma de los sirvientes. Aunque podía comprender muchas palabras de lo que decían, no tenía ganas de estudiar. Después de desayunar y conversar un rato con ellas, decidí volver a mi habitación y leer un poco más en el diario. Al salir al corredor me pareció todo muy silencioso y un poco de temor se apoderó de mí, apresuré un poco mis pasos hasta llegar a mi habitación cerrándola apresuradamente. Al volverme me quedé de una pieza, justo en el centro de la habitación se encontraba una figura de un hombre. La podía apreciar muy bien, de piel morena, ojos muy negros y brillantes, su cara de rasgos cuadrados muy varoniles, con su cuerpo muy bien formado. Vestía a la usanza antigua con un traje negro, quedé parada sin saber qué hacer
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125.DIARIO
... El viaje ha sido un sueño, los paisajes eran maravillosos, como salidos de las manos de un pintor, todos estamos emocionados y felices, solamente me preocupa la mirada de mi hijo en algunas ocasiones, pareciera que lo conozca todo. Magdalena se ha encaprichado con un chico y se la pasa realizando paseos con él por toda la ciudad, pareciera que siempre sabe donde vamos a ir, pues nos lo encontramos en cada uno de los lugares que hemos visitado. Parece buen chico y además es de buena familia, la niña me ha pedido permiso para invitarlo a nuestra hacienda y le he dicho que si, entre más entretenidos estén, mejor será para mis planes…... Por fin ayer logré poder dejarlos con la excusa de que no me gustaban las compras, se han ido y he aprovechado para dirigirme a las tierras santas, después de mucho preguntar por fin he dado con el sitio. Me ha ayudado un noble señor que conoce mi idioma y me ha ofrecido sus servicios, el cual le pago con creces, por lo que está decidido acompañarme
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126. ¿FALSO O REAL?
Después de saber por qué mi padre me alejó de todo, lo entiendo. Sentada en la cama trato de recordar todo lo que soñé en lo que reflexiono. Es claro para mi ahora que quería alejarme de todo este lío de la maldición. Debe haberse estado sintiendo muy mal al saber que por no querer saber nada de lo que pasaba con la familia. Me había puesto el nombre de Ángel, convirtiéndome así en la tercera de todas las generaciones y condenada a cumplir algo para lo que no estaba preparada. Pienso, recordando la extraña sensación de no saber si lo que pasaba era un sueño o realidad, no puedo estar segura de lo que pasó, sigo recordando a mi padre contándome cosas. Por ello me ocultó de mi abuela, no quería que yo tuviera nada que ver con todo, pero al mismo tiempo ellos estaban convencidos de que algún día cuando yo estuviera lista lograría romper la maldición, que sabían que yo era muy fuerte, que no tuviera miedo. Yo lo escuchaba sin comprender por qué me decía eso, luego me tomó de la mano y
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127.TATA JULIAN
Era realmente hermosa mi madre, su gran cabellera rubia muy larga era igual que la mía, sus grandes ojazos parecían querer descubrirlo todo, sus labios eran de color rosa muy carnosos. Estuve por mucho rato sin poder despegar los ojos de ella, luego mi padre, ¡qué hermoso era! Tenía un porte muy varonil con su cuerpo atlético, observé que en verdad poseía aquella mirada que describía mi abuelo en su diario, muy profunda, en una de ellas que mira de frente a la cámara, llegué a pensar que me miraba a mí y trataba de leer mi interior. Los coloqué al lado de mi lecho y en mi cómoda, quería estar viéndolos siempre. Encontré además un medallón que al abrirlo poseía las dos fotos de ellos, pertenecía a mi abuela, siempre lo llevaba en su cuello; pienso que justo antes de morir lo puso allí para que yo lo encontrara. Además, estaba el acta de defunción de mis padres, la causa de su muerte decía desconocida. ¿Qué querían decir con ello? Hasta ahora yo había pensado que murieron en un acc
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128. DESESPERANZA
¿Qué quiso decir con eso? Es que ellas también veían el cambio en él, que yo todo el tiempo veía, lo miré interrogante y movió la cabeza negativamente. Y me hizo señal de que guardara silencio. Asentí con la cabeza y me dediqué a escuchar lo que decían.—Bueno, vamos con los niños, el padre no puede estar con ellos mucho tiempo. Suficiente con que los cuida durante las clases. Ya hablaremos con ella después.Y sin más se habían retirado. Al volver a mirar a Tata Julián, logré verlo de su edad, sentado en la otra silla frente a mí y me sentí de lo más aliviada. Exclamé toda emocionada.—¡Le veo como es señor Julián! Digo, Tata Julián —pero como si de magia se tratara, al levantar su cabeza para mirarme, otra vez la imagen joven se presentó para mí.—¡Oh, por dios, me estoy volviendo loca como todos en mi familia! —exclamé soltando el llanto realmente asustada.—No, no señorita Ángel, no lo estás, no lo estás, por favor, deje de llorar. Me pedía tata Julián, acariciando mi cabeza con s
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129. PADRE
—Vamos, siéntate, te trajimos el almuerzo. No debes dejar de comer, sabes que enseguida enfermas. No dije nada, hice exactamente lo que ellas me pedían. Giré mi cabeza tratando de ver donde se encontraba Julián, no sé cómo, pero podía sentirlo cerca. Y fue entonces cuando vi, que la puerta detrás del espejo estaba entreabierta. Comí en silencio sin ser interrumpida por las hermanas. Tomaza me había hecho una rica crema de vegetales, la comí toda sabiendo que si no lo hacía ellas me obligarían. Luego se retiraron al yo decirle que quería dormir. Que bajaría más tarde, esperé que cerraran la puerta para ver a Tata Julián. Para mi sorpresa, la imagen de una bella mujer muy parecida a mí, salió en su lugar de la habitación detrás del espejo. Me puse de pie presurosa, tratando de escapar de la habitación. No sé por qué motivo sentía mucho miedo de ella. Pero fue mucho más rápida que yo. Me llené de valor y la enfrenté. Tenía la pequeña sospecha, de que se trataba de la primera Ángel. Pe
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130. RECORRIDO
Estoy aterrada mirando el horrible monstruo que va a atrapar a Tata Julián, quiero gritar, pero la voz no me sale. Contemplo con horror como la oscuridad lo envuelve, al fin un enorme grito sale de mí. El padre Bartolomé corre a ver qué me pasa, le señalo lo que está sucediendo; sin embargo, parece que no lo ve. Solo es visible para mí.—Cálmate querida, todo está bien, todo está bien —me repetía una y otra vez intentando llevarme de nuevo al interior de la capilla. Me desprendo de su agarre y corro con todas mis fuerzas, para ayudar a Tata Julián, cuando una mano me detiene. Giro mi cabeza para verlo joven con una mirada muy preocupada. Y sin más, me abrazo a él llorando, me lleva de regreso a donde el padre Bartolomé me espera. A mis gritos las hermanas vinieron corriendo, acompañados de Dolores, que sin más me abrazó con fuerza, comenzando a cantar la nana que decía mi mamá. Y mientras ella lo hacía, las hermanas y el padre rezaban, en lo que Tata Julián cantaba. Y por encima de
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131. CONTINUACIÓN
—Hola Dolores, que bueno que viniste, estoy realizando un recorrido por todas las habitaciones de la casa que no hemos visto.—Hace muy bien niña, me permite que la acompañe. Conozco muy bien quienes las habitaron y puedo responder a sus preguntas.—Con mucho gusto, así será mucho más ameno el recorrido —respondió en mi lugar la hermana Caridad.—Claro Dolores —le dije al ver que seguía observándome sin moverse. —Me gustaría saber de ellas y nadie mejor que tú para saberlas.—Pues con mucho gusto se las mostraré todas —dijo echando manos a su gran llavero.—Gracias, querida, es un placer tenerte conmigo. La próxima habitación que abriera entonces Dolores con sus llaves, y que en las mías era la número nueve, estaba pintada de un rosa grisáceo, pero muy hermosa, llena de encajes y cortinajes por todas partes, muchos lazos colgaban de graciosa manera por doquier. La cama llena de almohadones y muñecos le daban un agradable calor, una cómoda llena de arabescos y de cosas colgadas de la
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132. SEGUIMOS
Me sorprendió la respuesta y abrí el ropero dando de lleno con una gran colección de ropas de bebé, todas blancas, el olor a lilas estaba presente, a pesar de saber que había sido destinada a mí, no sentí ninguna conexión con la misma. —Dolores, sabes que no siento especial conexión como la que sentí en la de mis padres. —Es lógico, niña, la única semana que permaneciste aquí, su padre no dejó que la acostaran acá, le ponían en el medio de los dos en su cama. —Me explicó.—Se ve que eras su primer hijo. —Dijo la hermana Inés. —Pasa eso mucho con los padres primerizos, aunque es muy peligroso. —¿Me amaban mucho, verdad Dolores? —Le adoraban, señorita, por eso mismo se marcharon escondiéndola del mundo. Continuando dimos con la doce de color Pardo, con una cama personal sin almohadas, una cortina en frente de la ventana, una chimenea en la esquina y un sillón, nada más existía allí.—¿Quién habitaba aquí? —preguntó la hermana Inés.—Esta habitación fue de Diego, el hijo de Ángel
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