Alan.El cuerpo de Vanesa era... simplemente perfecto. Sus demandas y los sonidos que hacía cuando casi llegaba al punto de no retorno le causaban gran satisfacción a mi parte lobuna.Necesitaba hacerla mi compañera pronto; después de todo, ya no había nadie que atacara a mi manada, o lo que quedaba de ella, así que no corría peligro al estar conmigo.Había tenido miedo, mentiría si dijera lo contrario. Que Vanesa resultara herida gracias al enemigo invisible que corría por mi territorio... no. Era impensable. Me comería mis propias patas antes de dejar que pasara eso.Ya no era un problema.El único obstáculo para que Vanesa quisiera quedarse conmigo era... bueno, eso. No sabía si ella correspondía cómo me sentía, así que tenía que pensar en qué más hacer antes de que llegara la primavera y regresaran los cachorros. La mina de obsidiana podría volver a ser utilizada y ella se iría tan pronto como terminara el trabajo. ¿Qué mejor forma de hacerla quedarse que llegando hasta su corazón
Leer más