59. Cambio de circunstancias
Luego de ver los fuegos artificiales, bailar y disfrutar un poco más en la fiesta, las ansias y el deseo que desprendía la pareja, los llevó a dejar la celebración, para subir y comenzar con su noche de bodas.Las puertas del elevador se abrieron y la pareja, que se besaba como si su vida dependiera de ellos, entró en la estancia del penthouse, comenzando a deshacerse de la ropa, dejando un rastro de prendas hacia la habitación, sin dejar de besarse. Gabriel depositó a Allie sobre la cama y miró embelesado a su esposa, la mujer de su vida, la compañera con quien compartirá el resto de su vida y no pudo evitar sonreír, emocionado. Su cuerpo lo invitaba a abalanzarse sobre ella y tomarla como si estuviera endemoniado, pero era su noche de bodas y se tomaría todo el tiempo del mundo, en aprenderse cada rincón de su cuerpo, el olor de su piel y grabaría en lo más profundo de su ser, cada suspiro, jadeo y gemido.—Eres tan hermosa —susurró, acercándose a besarla, intentando contenerse y fr
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