61. Epílogo
Había llegado el día donde se daría lectura al testamento, por lo que Leonard se presentó más temprano de lo habitual a su oficina y en esta ocasión, lo hacía acompañado de Charlotte, en representación suya. Su secretaria se había encargado, el día anterior, de dejar la oficina acondicionada para recibir a todos los herederos, así que se limitó a poner los documentos sobre su escritorio, los cuales revisó por última vez y suspiró. —Sigo sin creer que los deseos de Martha, se hubiesen materializado con tanta antelación —dijo pensativo, con el mentón apoyado sobre sus manos, las que estaban entrelazadas. —Desde que conocí a Gabriel y Allie, supe que Martha no se había equivocado —rebatió su esposa, sentada frente a él—. Las mujeres solemos tener ese instinto, que rara vez nos falla —Sonrió. —No estuviste aquí al inicio, no viste las miradas que se dieron, ni cómo se trataban… En serio, creí que todo este asunto era un disparate y estaba seguro, que este año, tendría por lo menos, cua
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