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CAPITULO 21: COMENZANDO A SANAR.
Raquel buscaba en uno de sus cajones del tocador blanco, sonrió finalmente al encontrar lo que busca, tomó entre su mano la tijera de metal y dirigió su mirada hacia el espejo enfocándose el su cabello castaño claro y largo. Los rizos de mi cabello no eran tan definidos como podrían llegar a hacer los rizos normales, a decir verdad parecían más como ondulados, pero más rizados que los ondulados normales, es difícil de explicar, pero lo que sí sabia es que nunca me había causado conflicto mi cabello, sino hasta esa mañana cuando antes de meterme a bañar logré verme y sin piedad mi mente trajo a mí el recuerdo de Samuel alabando mi cabello. No pensé demasiado cuando comencé a cortar mi cabello, cortaba tratando de dejarlo un poco más abajo de mis hombros cuando en ese momento mi cabello llegaba hasta casi la parte baja de mi espalda. Sara entró a la habitación de Raquel para preguntar sobre una blusa y sus ojos se abrieron de manera sorpresiva al ver lo que hacía Raquel. —¡¿Qué haces
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CAPITULO 22: El dia mas soleado.
Raquel estaba aún sin poder creer que Samuel estuviera en ese lugar, sabía que era claro que él era el prometido de aquella mujer,Hasta ese día siempre pensé que yo era la novia, aunque oculta bajo las sobras, en verdad creía que era su novia y en ese momento me convertí en una más de sus amantes y eso fue un golpe muy duro, porque entonces todo el tiempo que pasamos no significo nada para él, quería pensar que a pesar de sus acciones él había sentido un poco de amor por mí, pero eso me demostraba que no era así, era realmente ilusa, me culpo por pensar de una manera tan indigna para mí... Si mi corazón estaba fracturado esa mañana se había roto por completo, pero debía mantenerme firme, aunque quería derrumbarme en ese lugar sin importarme nada.Raquel mordió su labio cuando Rebeca la miro algo sorprendida por la manera en que reacciono su empleada.—¿Qué pasa?Preguntó Rebeca viendo los ojos cristalinos de Raquel.—¿Podrías atenderlos tú? Te lo pido como un favor.Rebeca observó det
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CAPITULO 23: De regreso a casa.
Sara abrazó fuertemente a Raquel, que estaba a punto de abordar el autobús que la alejaría de aquel lugar donde era pesado vivir. El sol aún no salía y las dos chicas se mantenían abrazadas en la oscuridad.—¿En verdad tienes que irte?Preguntó Sara con demasiada tristeza mientras aún abrazaba a Raquel.—Sí. Es algo que he decidido y creo que será lo mejor.Sara se apartó ligeramente de Raquel.—Entiendo, aunque no entiendo por qué optaste en viajar en autobús, un avión es más rápido.—No te voy a mentir porque nunca lo he hecho. Aunque he decidido irme, aún quiero quedarme, a pesar de haber visto lo que vi y saber que él se casara, aún quisiera que viniera a mí y me dijera que me ama como yo lo amo, irme es una cosa sumamente difícil y necesito pensar y prepararme antes de llegar a casa.Sara mordió su labio y suspiro.—¿Me prometes que estarás bien.?—Lo estaré, no te preocupes, estaremos en contacto... Por favor cuídate mucho y espero verte muy pronto.Soltó algo nostálgica Raquel.
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CAPÍTULO 24: Matrimonio arreglado.
El sonido insistente de la puerta de la habitación hizo que Raquel por fin se despertara, se estiró un poco y al levantarse a abrir la puerta vio frente a ella a Flor. —Disculpe que la haya despertado, señorita. Su merienda está lista. —No te preocupes, no me molestaste, ya debía despertar, porque si duermo demasiado se me complica dormir en las noches... Y por cierto te he dicho que me hables de tú. Raquel sonrió y salió de la habitación caminando a un costado de Flor que estaba feliz de tener a Raquel en casa nuevamente. —Mmm... ¡Esto está delicioso! Exclamó feliz Raquel al probar bocado. —Me alegra que le haya gustado. —Gracias. Soltó Raquel mientras continuó degustando la merienda que con mucho amor había preparado Flor para ella. Estaba un poco desanimada, ya que extrañaba mucho a Sara y aún no me hacía a la idea de que estuviera en casa. Había pasado mucho tiempo y se sentía como ajena, mi vista se clavó en los ojos del mismo tono que los míos y que me los había heredado
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CAPITULO 25: Amistad.
Sara dejó el celular sobre la cama donde permanecía recostada, esto después de colgar la llamada con Raquel, suspiró un poco preocupada por lo que acababa de oír con respecto a la posibilidad de un matrimonio arreglado e inevitablemente recordó aquella época, ese había sido el problema que había orillado a su amiga a huir de casa. Sonrió nostálgicamente al recordarse en el parque vendiendo paletas para poder solventar sus gastos, que implicaba el deseo de continuar estudiando, cuando un par de meses atrás sus padres le habían quitado totalmente el apoyo dejándola a la deriva y obligándola a buscar una forma de conseguir algo de ingresos sin descuidar sus estudios. —¿Qué precio tiene tus paletas? Preguntó la chica castaña con una sonrisa de comercial, haciendo que Sara se sintiera cohibida en un solo segundo por aquella chica. — 2 por 10. Respondió amablemente Sara e intentó imitar la sonrisa de la chica frente a ella. —Ah, pero... La chica que aún sonreía recorrió con su vista a
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CAPÍTULO 26: El gran árbol.
Raquel comenzó a reírse al verse en el espejo, no podía controlar su risa por la forma tan extraña en la que lucia con el cabello lacio. Durante sus 24 años nunca lo había hecho y esa mañana, después de colgar la llamada con Sara, dedicó tres horas para alisar su cabello y quizás así sentirse solo por esa mañana como otra persona lejos del dolor y tristeza que conllevaba el dejar a su amiga y sobre todo al recordar a Samuel. Susana vio bajar de las escaleras a su hija que lucia con un vestido color blanco que le llegaba hasta las rodillas, las sandalias color negras hacían un buen contraste con dicho vestido y sobre todo se sorprendió de ver el cabello de Raquel que estaba un poco más abajo de sus hombros a diferencia de los días anteriores con el rizado de su cabello que apenas rozaba sus hombros. —Luces muy bonita. Exclamó feliz Susana. Gracias mamá, aunque me siento algo extraña. —Luces bien, aunque si te ves distinta, es sorprendente como un estilo de cabello hace que una pers
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CAPITULO 27: TODO EN ORDEN.
—¡Buenos días! Saludó la joven pelirroja detrás de recepción. Raquel amablemente sonrió e igualmente la saludó. —Buenos días, Liz, ¿cómo estás esta mañana? —¡Muy bien, gracias! ¿Y usted? —También bien. Hoy parece que será un buen día. Raquel sonrió aún más dejando ver la hermosa sonrisa. —Licenciada, yo... La chica se alejó del cubículo que la separaba de Raquel y se acercó a ella. —Es algo muy pequeño, pero... ¡Feliz cumpleaños! La joven extendió su mano entregando una caja de chocolates con un pequeño moño rojo y una tarjeta de cumpleaños por encima de este. Raquel lo recibió mientras sus ojos se llenaron de felicidad y agradecimiento ante este detalle. —Al contrario, no te hubieras molestado. Lizeth sonrió tímidamente. —Usted ha sido la mejor jefe que he tenido, le agradezco por ser como es. —Gracias, pero todos ustedes son parte de la empresa y forman parte de mí, así que en verdad los aprecio. Raquel se acercó a la chica y finalmente la abrazó. —Bueno, me voy por q
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CAPITULO 28: ESTRATEGIAS.
Mientras tecleaba arduamente Raquel, la pequeña caja frente a ella, la voz que escuchó hizo que apartara sus ojos de la pantalla. —¡Feliz cumpleaños! Soltó en voz baja Aurora para no alterar el ambiente de concentración que había en el aire. Raquel sonrió conmovida. —Gracias. —Es un pequeño detalle. Ábrelo. Raquel sujetó la pequeña caja y al abrirla unos hermosos pendientes de oro hicieron que sonriera. —¡Gracias!, ¡están hermosos! —Son los que te gustaron cuando fuimos a la plaza, Aurora era una persona tan bella por fuera y por dentro y estaba muy feliz que después de que se mudara pudiera congeniar bien con Sara y en los últimos años hemos sido inseparables y eso era el mejor regalo que la vida me había dado, el tener dos fieles compañeras de vida. —Disculpa que llegué hasta esta hora. Raquel negó con su cabeza. —No te preocupes. Que bueno que ya estás aquí porque necesito empezar la junta. —Pero Pilar no vendrá hoy, está enferma y Verónica está de vacaciones. —Si lo d
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CAPITULO 29: PROMESA.
Había convencido a Sara de acompañarme al evento de caridad y aunque hubiese querido que Aurora también me acompañara, ese día era "noche de películas" con Cristina, así que entendí.Raquel sobó su cuello mientras cerraba sus ojos, tratando de hacer desaparecer el cansancio de estar frente a la computadora todo el día.—Toma.Raquel abrió sus ojos y vio los ojos castaños de Alexander frente a ella y una cálida sonrisa mientras sostenía el café.—Te traje un café.—Gracias.—Es como te gusta.—Con leche y poca azúcar.—Así es.Ambos sonrieron para después Raquel aceptar el café con leche que Alexander había llevado gentilmente para ella.Alexander se recargó ligeramente en el escritorio de Raquel.—Sé que te irá bien esta noche.Raquel tomó un sorbo del recipiente.—Eso espero, por qué no me gustan estos eventos.—Lo sé.Ambos se miraron sin decir nada por un breve momento, mientras que Sara regresaba a su escritorio.—Oye, ¿por qué a mí nunca me traes café?, solo a la jefe.Alexander
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CAPITULO 30: EL FINAL DE LA NOCHE.
Raquel caminó tomada del antebrazo de Sara y ambas bromeaban mientras entraban al gran salón.— Wooah, para ser un evento de caridad este salón se ve tremadamente costoso.— Nunca he entendido estos eventos.Respondió Raquel.Bajaron por algunos escalones a la parte baja del salón y ahí se encontraba la persona que los dirigió hacia la mesa que le correspondía.—¡Mira toda esa gente!Susurró con sorpresa Sara observando a las personas con hermosos vestidos y trajes elegantes.—¿De que crees que estén hablando?Cuestionó Sara.—Seguramente del día tan difícil que tuvieron al derrochar el dinero.—Ojalá alguno derrochara su dinero en la empresa.Raquel cubrió su boca para reírse disimuladamente de las ocurrencias de Sara.—¿Les puedo ofrecer algo?Preguntó el mesero a las dos chicas.—Dos copas de vino tinto, por favor.—Bien, ahora se lo traigo.—Gracias.Respondieron al unísono las dos chicas.—Bueno, y no pregunté, pero ¿de que tema es este evento?—Era una cena benéfica y creo que a
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