CAPÍTULO 18 Sydney despertó en la mañana, le habían lavado todo rastro de la sangre de Marco, su cuerpo maltratado estaba desnudo entre las sábanas. El brazo de Salvatore le rodeaba la cintura, y sentía su aliento cálido en la mejilla. Sydney se puso rígida de miedo y se quedó quieta, cuando sintió que él se movía. Su brazo la oprimió, en actitud posesiva, y la acercó más a su cuerpo, pero no despertó. Una agradable sensación recorrió a la mujer, se relajó, sintiéndose segura y feliz en los brazos de Salvatore. Cuando despertó y se dio cuenta de la situación, se rodó hacia su propio lado de la cama y retiró con los pies el edredón, se sentó en la orilla de la cama, dándole la espalda. —¿Estás despierta, Sydney? —Sí. —Entonces vístete para ir a Roma. Volaremos en cuanto terminemos de desayunar —se puso de pie—. Tienes una cita con Rick —explicó antes de ir hacia el vestidor. —¿De veras? —ella se sentó en la cama, sosteniendo la sábana a la altura de la barbilla para cubrirse, si
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