Lara miraba el cielo sobre ella y se lloraba la vida.Pero ya no era un llanto de angustia ni bronca, era el llanto de una despedida.Alumbrada por las luces encendidas dentro de la casa y sentada en medio de la vereda, se despidió de todo lo que fue.Soltó aquel matrimonio lleno de mentiras y la angustia y los miedos con los que convivió todos esos años.Esa noche, comenzaba una nueva etapa en su vida, una que comenzó cuando conoció a Dante en Córdoba.Quizás, un tiempo atrás, confirmar que Víctor nunca la quiso habría sido devastador, pero en ese momento Lara sentía una especie de liberación: se liberó de todo luto y duelo por el difunto mentiroso y manipulador, esposo. Sentirse usada no era para nada lindo, pero al menos tenía el consuelo de que la vida le dio justicia al final y no volvería a sufrir ni por Víctor, ni por Guadalupe.La gente la miraba y se cruzaba de vereda y la vecina de enfrente seguía pegada a la ventana, como si nadie pudiera verla correr un costado de la cort
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