Las piernas de Aby se debilitaron, sus barreras empezaron a desmoronarse, pero no, no podía sucumbir, y demostrarle que su corazón aún latía por él, forcejeó, no le correspondió como él esperaba, al contrario, le dolió el alma, cuántas veces cuando fue su esposa añoró con ese momento, y ahora que no eran nada, que él se iba a casar con su prima, la estaba besando en el elevador.«¿Por qué haces esto Aitor Roig? ¿Qué pretendes? ¿Qué quieres demostrar?», pensó con tristeza.Con el corazón temblando y la respiración agitada, logró empujarlo, lo abofeteó por atrevido.—¡No vuelvas a hacerlo! —advirtió enfurecida, lo miró con enojo—. No creo que a Kendra le agrade que me estés besando en un elevador, y menos me hagas ese tipo de preguntas. —Lo miró a los ojos, sintiendo como el aliento de él a menta soplaba aún cerca de sus labios—, yo solo me comporto de la misma forma que tú lo haces, vas y dejas amenazas en el hotel, yo vine a devolverte el gesto, es todo —musitó—, y aléjate de mí, si m
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