—San Carlos. —Me uní a los sarcásticos comentarios.—¡Idiotas!, los dejo, tengo que verme con Patricia de las Mercedes. —Las mujeres de la familia por parte de mi mujer odian sus nombres.—Nos estamos llamando.Una vez me dejaron solo, saqué la carpeta con la información de Jenaro, al principio no entendí, ¿eran los mensajes de Sandra Saen y mi cuñada? Miré las fechas y las comparé con calendario en mano, por más de una hora leí cada conversación de Sandra.Esto es ilegal, pero no tengo de otra, leyendo los mensajes… ¡Mierda! —abrí mi boca, ¿cómo le digo esto a Alejandro? Remierda. Tomé mi celular, menos mal no demoró en contestar.—Hola, César.Se notaba agitada, no pienses mal, ya te pasó con tu propia esposa, todo puede aparentar y no ser lo que uno se imagina.—Sandra, me gustaría hablar contigo, ¿podemos vernos mañana?—Tengo dos citas con mi mamá.—Voy a ser muy sincero contigo, sé perfectamente que tu madre no tiene nada, necesito hablar contigo mañana.—¿Q-qué? ¿Qué me quieres
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