La ubicación indicaba un barrio llamado Overtown, al norte de la ciudad. Daba gracias de no ir sola, porque aquel lugar no era de los más seguros de Miami. —A mí me parece que nos van a descuartizar a todos y a vendernos después por kilos —murmuró Bastian—. Yo como soy el más gordito de los tres seré el más codiciado y nadie podrá salvarme. Dios mío, ¿por qué me haces morir virgen? —No seas exagerado, no es para tanto —masculló Elizabeth, pero omitió que estaba pensando lo mismo—. Además, lo único que puedes tener virgen es el ombligo. —Una vez tuve una noche loca y al que me ligué estaba tan borracho que intentó… Bueno, para no dar más detalles, creo que el ombligo es medio virgen. —Aggg casi sin dormir y escuchando esto —se quejó Alexander—. ¿No puedes amordazarlo? —Diana, quizá me equivoco, pero tengo la impresión de que le caigo mal a tu marido. —¿Solo la impresión, Bastian? —dijo Diana y después señaló a un edificio de apartamentos bastante antiguo y destartalado—. Al parec
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