—Interesante —dijo Robert mientras escuchaba la información que el detective le daba—. ¿Cuándo ocurrió ese encuentro? —El detective le explicó que hacía una semana y que se había repetido en un par de ocasiones más—. ¡Una semana! ¡¿Y me lo dices ahora?! Yo me ocuparé desde este momento.Al final, las cosas las tenía que hacer uno mismo para que salieran bien.«Así que esa mujer está enredada con Anderson», pensó con preocupación.Desde que ese hombre años atrás había humillado a su hija eligiéndola a ella para vengarse de Roger, se la tenía jurada.Nadie jugaba con su pequeña sin vérselas con él, no importaba la edad que tuviera, para él siempre sería su niña.En ese tiempo que llevaba detrás de Anderson, había descubierto que no era trigo limpio y que andaba metido en negocios fuera de la ley, pero no tenía las suficientes pruebas.Por eso, cuando su hija iba a comprarle las acciones de la empresa de su esposo, él aprovechó para reunirse con Anderson.Robert se negó en rotunda a que
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