42. Te quiero
Hanna Estoy viviendo con Jason. Dios amado, ni siquiera se ha terminado de cumplir el primer mes y ya está habilitando cajones de su closet para mí. No sé cómo demonios es que hemos llegado tan lejos, pero lo cierto es que aquí, a su lado, me siento más segura que nunca. En especial luego de todo el desastre que acaba de ocurrir. —Muy bien, gatita creo que con este espacio será suficiente— me dice él, girando su rostro hacia el mío y yo solo puedo asentir como tonta. Es que, Dios, él ni siquiera parece molesto de tener que compartir su hogar conmigo, por el contrario, me atrevo a decir que parece entusiasmado, pero sé que no puedo hacerme ilusiones ni mucho menos acostumbrarme, y es justo por eso que me apresuro a decir. —Está perfecto, igual yo estaré buscando un nuevo lugar pronto, no quiero incomodar. Mis palabras consiguen que el ceño de Jason se frunza y sé que no le ha gustado ni un poco lo que acabo de decirle. —Yo no te estoy corriendo, Hanna. Puedes quedarte con calma
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