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Todos los capítulos de Amor, Deseo y Venganza: Capítulo 61 - Capítulo 70
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Avanzando duramente
Velkan terminó de comer y de arreglar las cosas. Se volvió hacia ella para saber si necesitaba de algo, pero Tamar ya se había terminado de arreglar para partir, incluso ya se había colocado su mochila en los hombros.—¿Estás lista? —le preguntó aunque ya era obvio que lo estaba.—Sí —fue la rápida respuesta— Estoy lista.—Entonces sigamos, nos espera una dura jornada —al decir esto le sonrió como para darle ánimo.Aunque por lo que le había demostrado, ella era una mujer excepcionalmente fuerte. Se lo había demostrado en la primera parte de la huida, así que no esperaba que ella se rindiera a las primeras de cambio; sin embargo, la ruta a seguir no era sencilla y la distancia era considerable. necesitarían de varios días antes de llegar a la frontera con Armenia.Emprendieron la marcha en un día que prometía ser claro y soleado, aunque nunca se podrían descartar las tormentas imprevistas en esas montañas. Algunas veces podía caer una abundante nevada, aún en verano. El clima allí dep
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Continúa la dura marcha
—Tienes la tensión un poco alta —le dijo Tamar— y también el pulso un poco débil. Te daré algo para que te sientas mejor.Ella volvió a buscar con cuidado en su bolso de donde extrajo un par de píldoras, se las dio junto con la botella de agua y esperó a que se las tomara.—En un rato te sentirás mejor, ¡ya verás!Velkan decidió hacerle caso pese a que no se sentía muy mal, pero si tenía una extraña sensación en el cuerpo y la cabeza la sentía un poco pesada. Se recostó en el suelo y descansó la cabeza en una de las mochilas que había cargado.Ella se sentó a su lado y le puso una mano en el pecho, luego la movió hacia arriba y le acarició un poco la cara y el cuello. Lo hacía con movimientos delicados y suaves, él se dejó llevar disfrutando de las caricias que ella le prodigaba, se fue relajando, cada vez más con los ojos cerrados. Al poco rato estaba profundamente dormido, ella se levantó del piso y se asomó de nuevo hacia abajo en el risco.Se aseguraba de que no los vinieran sigui
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Las viejas memorias pegan
Velkan estaba contento de que por lo menos, si ya se había dado la alerta, tuvieran el chance de sacar mucha ventaja de manera que no pudieran alcanzarlos pronto. Quería evitar lo más que pudiera un enfrentamiento directo con el ejército, y no era que sintiera miedo, si no que era desgastante por la presión de luchar con un enemigo más numeroso.Aparte de que se corría el riesgo de quedar atrapado o emboscado. No era una tarea fácil y también no quería exponer a Tamar a que saliera herida en un intercambio intenso de disparos. Él no sentía miedo al enfrentar a muchos enemigos juntos, ya lo había hecho en varias ocasiones. Aún en la última ocasión, cuando mataron a Tatiana y lo hirieron a él, no había sido el número de oponentes lo que había hecho que cayera, porque los había tenido a raya durante muchos días y había liquidado a una buena cantidad de ellos, había sido un tirador peligroso quien había podido herirlo, había sido un descuido, había descuidado el hecho de no estar en el t
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Continúa el escape
Velkan se sentó en el bloque de nuevo cerca de la columna. Sus emociones siempre las había tenido bajo control, era muy difícil que mostrará siquiera una reacción nerviosa, incluso ante ruidos fuertes imprevistos.Normalmente las personas pegaban un salto cuando un ruido fuerte los agarraba descuidados, especialmente si el ruido era muy fuerte. Pero no a Velkan, podía caer una bomba a su lado sin que se inmutara, lo único que haría en ese caso es voltear, ver la bomba y ya.Siempre había sido muy fuerte, por eso ahora se encontraba un poco confundido, las emociones se le venían encima y parecía que no era capaz de controlarlas. Sentía que la ira lo dominaba, así como el dolor, y sentía su pérdida como algo sumamente duro. Más bien, sus pérdidas. Éste pensamiento lo llevó de nuevo al momento en que huía por las montañas.*******Siguieron subiendo por el lado éste del pico y así continuaron hasta que casi estaban en la cima, sin embargo Velkan se sentía mejor, parecía que su resistenci
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Cazando… ¿o cazado?
Velkan descendió hacia el cañón y se encontró con bastantes árboles en el camino, con cuidado fue examinando el suelo mientras caminaba buscando huellas de animales, o al menos vestigios de que hubieran pasado por allí.No encontró nada significativo en esa parte del terreno por lo que continuó descendiendo hasta llegar a la boca de la planicie inferior de ese lado. El bosque de árboles se hacía cada vez más denso y se hacía más dificultoso caminar por los árboles caídos y por los arbustos.Caminó alrededor de una media hora más, al cruzar un grupo de arbustos encontró pisadas de cabras montesas, y eran varias, por la apariencia de las huellas eran frescas así que las siguió. Velkan caminaba con cuidado procurando no hacer mucho ruido, así que una un poco más lento, verificó la dirección del viento, esto lo hacía porque si el viento soplaba en dirección de él hacia los animales lo olfatearían y emprenderían la huída.Por fortuna el viento estaba a su favor, es decir, soplaba por el ca
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Una fiera lucha contra los lobos
El lobo mordió a Velkan con fuerza en el antebrazo, él pudo notar la tremenda fuerza de su mordida, por fortuna la chaqueta de cuero que llevaba era bastante gruesa y resistente por lo que los duros y filosos colmillos del lobo no lograron perforarla.Velkan trató de alcanzar su cuchillo con la mano izquierda pero estaba muy lejos como para que pudiera alcanzarlo desde ese lado y con esa mano, el lobo hacía fuerte presa sobre su brazo por un momento pensó que podría atravesar el grueso cuero y el forro de la chaqueta pero no fue así.Ahora la preocupación mayor de Velkan es que no se unieran más lobos al ataque, eso sí sería grave porque no había manera de que el se pudiera defender de varios de ellos a la vez, eso era lo que hacía tan temibles a los lobos, su persistencia y la capacidad de ataque que tenían, en especial al atacar todos juntos.El lobo que lo estaba atacando era el alfa, esto significaba que el lobo lo había seguido desde que aparentemente lo había espantado con los d
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Descubren la fuga del prisionero
Mientras Velkan y Tamar preparaban la carne con sal para secarla y recogían todas sus cosas para reemprender la marcha, un pelotón completo de soldados de la base de dónde habían escapado estaba marchando a grandes pasos para alcanzarlos.Cuando el general Mikheil Karaeva llegó a la base esa mañana todo era un auténtico revuelo, ya habían descubierto la fuga del enfermo, o del prisionero, que justamente era realmente la condición de Velkan en esa base. La alarma la había dado uno de los guardias que iban a hacer el cambio de guardia en la garita u oficina de entrada al hospital donde tenían al prisionero. Cuando ellos llegaron para el cambio de guardia a las seis de la mañana se consiguieron que no había nadie detrás del mesón de control de entrada, de inmediato los guardias empezaron a buscar a sus compañeros.Se dirigieron en varias direcciones, buscando por los pasillos y los cuartos pero no consiguieron a ninguno y las enfermeras de guardia les decían que no los habían visto en t
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Conmoción por la fuga
—Comandante, necesitamos organizar una batida para encontrar a ese miserable americano (a Velkan siempre lo confundían con un americano)—Está bien general, organizaré de inmediato a un pelotón de soldados para que se preparen para seguirlo.—Bien, comandante —le dijo con su voz acerada y dura— No quiero que me falle otra vez, si no consideraré que usted no está preparado para el mando que ostenta.Un frío como el acero de una espada recorrió su espina dorsal. Sabía que él general Karaeva era terriblemente vengativo cuando era decepcionado o engañado, y si él decía eso de seguro lo haría.—No se preocupe, mi general —dijo con tono sumiso— No lo decepcionaré.De inmediato llamó a un oficial subalterno y le dió varias instrucciones. Para el cumplimiento de éstas órdenes, la base se puso en movimiento, sólo que ésta vez más ordenado, se reunió un grupo de hombres, exactamente cuarenta, bajó las órdenes del teniente que había llevado las noticias al comandante.El teniente, que se llamaba
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La ira y crueldad del general Karaeva
Todos los que estaban en la oficina se quedaron pasmados ante la noticia, nunca había sucedido eso en ésta base y el comandante podría jurar que en ninguna de las bases del ejército gorgiano había ocurrido nada semejante.El general estaba lívido por la rabia, parecía como si le hubieran extraído toda la sangre del cuerpo. Para su mente, esto era simplemente inconcebible, jamás había escuchado de tal oprobio a la seguridad de un recinto militar como éste. La reacción del general Karaeva no se hizo esperar, su mente ya están buscando la manera de solucionar todo sin que su reputación sufriera, eso sería terrible para cualquier aspiración que él tuviera de progresar, tanto en el ejército como en el servicio secreto. Tenía la impresión de que la jefe de éste, Elene Dvali, no le tenía mucha simpatía ni aprecio, porque cada vez que buscaba acercarse a ella conseguía una barrera.—¡Maldición! —gritó con mucha rabia— ¿Cuáles son las medidas de seguridad que tenemos aquí? No es posible que n
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Parten los perseguidores
El comandante de la base se quedó mudo después que el general saliera de su oficina indicándole que él se iría a su base y que le avisará del progreso que tuvieran.De inmediato se levantó de sus escritorio y se dirigió a la salida donde llamó a un subalterno y le indicó que buscara de inmediato al teniente Meskhi y lo trajera a la oficina. Luego regresó y se sentó en su escritorio para revisar de nuevo los mapas, sabía que los prófugos les llevaban bastante ventaja y que era necesario que hicieran marchas forzadas para alcanzarlos en alguna de las montañas.También antes de salir el general Karaeva le había instruido que consiguiera un francotirador, el mejor que tuvieran para tratar de emboscar a Velkan y a la doctora, pero que tuviera sumo cuidado de no matarlo a él porque lo quería y necesitaba vivo para sacarle una información muy importante. Sus cabezas correrían peligro si fallaban en cumplir esa orden.Al poco rato entró el teniente Meskhi para ponerse a las órdenes de su sup
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