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75 chapters
La mujer equivocada
Afuera estaba oscuro la habitación estaba al final de un estrecho pasillo y del otro extremo había una cálida luz dorada Mara caminó descalza El tacto de la madera fría en sus pies la hizo tiritar el vestido holgado y fino que llevaba puesto tampoco ayudaba a contrarrestar la corriente de aire frío aire.Anduvo despacio paso a paso se fue acercando más y más al fulgor que encontraba sospechoso y según se hacía más clara la luz también comenzó a percibir voces habían murmullos femeninos y una fuerte voz masculina que reía a carcajada cada dos o tres minutos.Se detuvo al borde de la entrada y el olor inconfundible a asado de ternera inundó su nariz haciendo salivar su boca su estómago rugió no había comido en demasiado tiempo y tuvo que apoyarse en la madera de la pared cercana para no caer presa de un mareo repentino. Entonces lo escuchó dayron hablaba y reía a la par que el otro tono masculino. La madera del suelo chilló delatando su presencia .— Mara, no deberías estar fuera de la
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Alice
—¿Alice? — preguntó levantando una ceja el hombre alto y delgado que se acercaba a ella.Venía vestido con una gabardina negra el cabello rizado y tupido le llegaba hasta los hombros y un cerquillo que colgaba sobre su frente ocultaba parcialmente los ojos verdes. Asintió poniéndose de pie e invitándolo a sentarse. El hombre miraba con insistencia a los lados, hacia atrás y a través de la ventana que tenía de frente. Esperaba que en cualquier momento apareciera un monstruo, un fantasma o lo peor, el rostro de su propio hermano. — No estoy aquí para traicionarlo — ,dijo ella percatándose de su intranquilidad. — Eso está por verse —, contestó él quitándose la gabardina. — Aún no comprendo de qué se trata todo esto. — Realmente es más sencillo de lo que puedas imaginar. Lo odio, lo odio con todas las fuerzas de mi corazón. El muchacho sonrió y bajó la vista. — Todas lo hacen, todas lo odian. Juran que es el peor hombre del mundo, que las maltrata, las golpea. Que las viola y les h
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Alice
—¿Alice? — preguntó levantando una ceja el hombre alto y delgado que se acercaba a ella.Venía vestido con una gabardina negra el cabello rizado y tupido le llegaba hasta los hombros y un cerquillo que colgaba sobre su frente ocultaba parcialmente los ojos verdes. Asintió poniéndose de pie e invitándolo a sentarse. El hombre miraba con insistencia a los lados, hacia atrás y a través de la ventana que tenía de frente. Esperaba que en cualquier momento apareciera un monstruo, un fantasma o lo peor, el rostro de su propio hermano. — No estoy aquí para traicionarlo — ,dijo ella percatándose de su intranquilidad. — Eso está por verse —, contestó él quitándose la gabardina. — Aún no comprendo de qué se trata todo esto. — Realmente es más sencillo de lo que puedas imaginar. Lo odio, lo odio con todas las fuerzas de mi corazón. El muchacho sonrió y bajó la vista. — Todas lo hacen, todas lo odian. Juran que es el peor hombre del mundo, que las maltrata, las golpea. Que las viola y les h
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Alice
—¿Alice? — preguntó levantando una ceja el hombre alto y delgado que se acercaba a ella.Venía vestido con una gabardina negra el cabello rizado y tupido le llegaba hasta los hombros y un cerquillo que colgaba sobre su frente ocultaba parcialmente los ojos verdes. Asintió poniéndose de pie e invitándolo a sentarse. El hombre miraba con insistencia a los lados, hacia atrás y a través de la ventana que tenía de frente. Esperaba que en cualquier momento apareciera un monstruo, un fantasma o lo peor, el rostro de su propio hermano. — No estoy aquí para traicionarlo — ,dijo ella percatándose de su intranquilidad. — Eso está por verse —, contestó él quitándose la gabardina. — Aún no comprendo de qué se trata todo esto. — Realmente es más sencillo de lo que puedas imaginar. Lo odio, lo odio con todas las fuerzas de mi corazón. El muchacho sonrió y bajó la vista. — Todas lo hacen, todas lo odian. Juran que es el peor hombre del mundo, que las maltrata, las golpea. Que las viola y les h
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Mara
Mara veía la bondad en los pjos de la doctora que tomaba su presión y chequeaba sus signos vitales, esforzándose por sonreírle a cada rato, pero aún así no conseguía confiar en ella o sus intenciones. En su estómago se avivaba una sensación horrible que la impulsaba a salir corriendo y tenía que contenerse para no acabar haciéndolo. Culpaba a su madre, a las mentiras, a Alice, pero sobre todo Vàsquez por todo el daño. Creía que aquel hombre enfermizo era quien había cambiado para siempre su visión del mundo, que había calado en ella de tal forma que no sabía si alguna vez volvería a estar bien.Aún se le aparecía en sueños, lo veía como un fantasma en habitaciones oscuras y sentía su olor en oleadas putrefactas que le helaban la sangre y le cortaban el aliento. Dairon entrò a la habitación a la salida de Mary. Estuvieron en silencio solo mirándose por algunos minutos, como quien no cree lo que tiene delante. Él sonreía como un niño pequeño mientras Mara no conseguía controlar el tem
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El corazón de la traición
— Esto es un insulto.No puedo creer que tanta gente cercana a mí se haya prestado para esa farsa. Me cuesta admitir que el pueblo que me ha visto crecer, al que he ayudado a convertirse en algo más que un triste lugar de campesinos, se haya prestado para destruirme de esta manera. Quisiera saber qué les ha ofrecido a todos ustedes, que fueron amigos de mi padre, que vieron cómo trabajó durante tantos años para crear su fortuna; para que ahora nos traicionen de esta manera. No solo a mí, sino a su propio memoria. — ¡Ay por favor ! Corta el teatro, nuestro único deber es con la justicia y siento informarte que no está de tu lado. Son arias las acusaciones en tu contra y todas bien serias para que ahora vengas a aparecer luego de tanto tiempo, haciéndote el víctima ante nosotros que, precisamente como dices, te conocemos muy bien. — Cuide sus palabras comisario, que muy pronto serán usadas en su contra en una corte de ley — Amenazó Dairon. — Recuerde que no es un paleto estúpido con
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Instintos de fiera
—Cariño, qué bueno encontrarte. Al no encontrarte en la cama supe que estarías aquí. Sabía que no podrías resistir la tentación. Después de todo eres como yo. Te excita la venganza. Vázquez acarició su cabello con ternura fingida, mientras sonreía al ver el niño en sus brazos. — Lo único que me molesta es que te lo pregunté y me mentiste a la cara, pero eso lo hablaremos después. Alice temblaba internamente. El niño adormilado sobre sus hombros despertó al escuchar la voz grave cerca suyo y comenzó a llorar al ver quiénes lo rodeaban. Gritó desesperado y comenzó a patalear haciendp quefuese muy difícil sostenerlo, pero nadie estaba alrededor para ayudarlo. Todos estaban concentrados en lo que ocurría en el cuarto de interrogatorios. —¡Que quieres decir!— Dairon gritaba.— Quiere decir que está usted acusado de varios cargos y que lo más probable es que aunque la libertad condicional fuese posible, no pudiera pagarla. Ahora mismo no queda ni centavo a su nombre en los libros y las
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Verdades al desnudo
Se acercó queriendo no reconocer aquella silueta tosca y los sollozos se hicieron audibles. — Félix — Susurró para sí misma. El corazón se agolpaban dentro del pecho, la sangre bombea hacia su cabeza en latigazos dolorosos y en su estómago crecía un agujero enorme. La silueta dejó de asustarla. Corrió hacia el sonido que inspirada en ella el más primal de los instintos y se encontró, frente a frente con Vázquez.— Mira lo que ha traído el gato — . Con su mano tosca y áspera la tomó por la nuca, obligándola a acercarse. — Nunca creí que fueras tan estúpida como para acercarte a mi de nuevo, pero es entendible sabiendo que eres como una perra en celo que seguiría el olor de su macho por kilómetros. Mara no lo escuchaba, acariciaba la espalda de su hijo con las lágrimas corriendo por sus mejillas intentando llamarlo con la voz entrecortada. El niño se volvió a mirarla y sonrió entre lágrimas.— Mamá — ,sollozó.— ¡Devuélvemelo ! — Dijo encontrando, por fin, la fuerza para hablarle
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De vuelta a casa
La gran pregunta de todos fue cómo había llegado el niño hasta aquel lugar. Nadie se detuvo ni un segundo a considerar que era lo que señalaba con tanta insistencia. Ni reaccionaron a las súplicas sollozantes por su madre. — La mujer se ha ido. Lo abandonó hace rato — pensaban todos. — Habrá escapado del cuarto de oficiales desesperado por encontrar a su madre — Fue el veredicto del comisario. — Por eso nunca estuve de acuerdo en dejarlo aquí. Lanzó una mirada de desprecio a su subordinada. — Las mujeres guiadas por su débil instinto materno a menudo se vuelven poco juiciosas. Ahora mismo lo llevas adentro y mañana a primera hora lo quiero de regreso en el orfanato. La policía asintió y bajó la vista, obedeciendo las órdenes de su superior. Ya amanecía cuando terminaron de tomarle la declaración a Alice. — Solamente con las conversaciones telefónicas y su declaración jurada frente a una corte de ley creo que tenemos suficiente causa probable para comenzar un proceso en contra
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Rompiendo cadenas invisibles
— ¿Crees que sea lo correcto?— Sinceramente, no sé qué creer. Necesitamos corroborar en la medida posible las declaraciones y está es la manera más rápida en la que puedo pensar. No puedo arriesgarme a otro escándalo.El comisario llamó a la puerta con el extremo de su tonfa. Había entrado en la propiedad a través de la gigantesca verja abierta de par en par. Nadie contestó al llamado y volvió a tocar una y otra vez. Convencido de que no habría respuesta, empujó la puerta; esperando con todo su ser encontrarla cerrada pero la madera cedió y las bisagras chirriaron mientras se abría despacio. La casa estaba a oscuras y en completo silencio. Los oficiales avanzaron con cautela mientras voceaban intentando llamar la atención de cualquiera que pudiese esconderse dentro de sus paredes. — ¡Policía estamos buscando al señor Vázquez, tenemos una orden para su arresto! ¡ Salga de inmediato con las manos en alto! Pero el silencio volvía a envolverlo todo luego de cada grito.—Aquí no h
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