— Esto es un insulto.No puedo creer que tanta gente cercana a mí se haya prestado para esa farsa. Me cuesta admitir que el pueblo que me ha visto crecer, al que he ayudado a convertirse en algo más que un triste lugar de campesinos, se haya prestado para destruirme de esta manera. Quisiera saber qué les ha ofrecido a todos ustedes, que fueron amigos de mi padre, que vieron cómo trabajó durante tantos años para crear su fortuna; para que ahora nos traicionen de esta manera. No solo a mí, sino a su propio memoria. — ¡Ay por favor ! Corta el teatro, nuestro único deber es con la justicia y siento informarte que no está de tu lado. Son arias las acusaciones en tu contra y todas bien serias para que ahora vengas a aparecer luego de tanto tiempo, haciéndote el víctima ante nosotros que, precisamente como dices, te conocemos muy bien. — Cuide sus palabras comisario, que muy pronto serán usadas en su contra en una corte de ley — Amenazó Dairon. — Recuerde que no es un paleto estúpido con
—Cariño, qué bueno encontrarte. Al no encontrarte en la cama supe que estarías aquí. Sabía que no podrías resistir la tentación. Después de todo eres como yo. Te excita la venganza. Vázquez acarició su cabello con ternura fingida, mientras sonreía al ver el niño en sus brazos. — Lo único que me molesta es que te lo pregunté y me mentiste a la cara, pero eso lo hablaremos después. Alice temblaba internamente. El niño adormilado sobre sus hombros despertó al escuchar la voz grave cerca suyo y comenzó a llorar al ver quiénes lo rodeaban. Gritó desesperado y comenzó a patalear haciendp quefuese muy difícil sostenerlo, pero nadie estaba alrededor para ayudarlo. Todos estaban concentrados en lo que ocurría en el cuarto de interrogatorios. —¡Que quieres decir!— Dairon gritaba.— Quiere decir que está usted acusado de varios cargos y que lo más probable es que aunque la libertad condicional fuese posible, no pudiera pagarla. Ahora mismo no queda ni centavo a su nombre en los libros y las
Se acercó queriendo no reconocer aquella silueta tosca y los sollozos se hicieron audibles. — Félix — Susurró para sí misma. El corazón se agolpaban dentro del pecho, la sangre bombea hacia su cabeza en latigazos dolorosos y en su estómago crecía un agujero enorme. La silueta dejó de asustarla. Corrió hacia el sonido que inspirada en ella el más primal de los instintos y se encontró, frente a frente con Vázquez.— Mira lo que ha traído el gato — . Con su mano tosca y áspera la tomó por la nuca, obligándola a acercarse. — Nunca creí que fueras tan estúpida como para acercarte a mi de nuevo, pero es entendible sabiendo que eres como una perra en celo que seguiría el olor de su macho por kilómetros. Mara no lo escuchaba, acariciaba la espalda de su hijo con las lágrimas corriendo por sus mejillas intentando llamarlo con la voz entrecortada. El niño se volvió a mirarla y sonrió entre lágrimas.— Mamá — ,sollozó.— ¡Devuélvemelo ! — Dijo encontrando, por fin, la fuerza para hablarle
La gran pregunta de todos fue cómo había llegado el niño hasta aquel lugar. Nadie se detuvo ni un segundo a considerar que era lo que señalaba con tanta insistencia. Ni reaccionaron a las súplicas sollozantes por su madre. — La mujer se ha ido. Lo abandonó hace rato — pensaban todos. — Habrá escapado del cuarto de oficiales desesperado por encontrar a su madre — Fue el veredicto del comisario. — Por eso nunca estuve de acuerdo en dejarlo aquí. Lanzó una mirada de desprecio a su subordinada. — Las mujeres guiadas por su débil instinto materno a menudo se vuelven poco juiciosas. Ahora mismo lo llevas adentro y mañana a primera hora lo quiero de regreso en el orfanato. La policía asintió y bajó la vista, obedeciendo las órdenes de su superior. Ya amanecía cuando terminaron de tomarle la declaración a Alice. — Solamente con las conversaciones telefónicas y su declaración jurada frente a una corte de ley creo que tenemos suficiente causa probable para comenzar un proceso en contra
— ¿Crees que sea lo correcto?— Sinceramente, no sé qué creer. Necesitamos corroborar en la medida posible las declaraciones y está es la manera más rápida en la que puedo pensar. No puedo arriesgarme a otro escándalo.El comisario llamó a la puerta con el extremo de su tonfa. Había entrado en la propiedad a través de la gigantesca verja abierta de par en par. Nadie contestó al llamado y volvió a tocar una y otra vez. Convencido de que no habría respuesta, empujó la puerta; esperando con todo su ser encontrarla cerrada pero la madera cedió y las bisagras chirriaron mientras se abría despacio. La casa estaba a oscuras y en completo silencio. Los oficiales avanzaron con cautela mientras voceaban intentando llamar la atención de cualquiera que pudiese esconderse dentro de sus paredes. — ¡Policía estamos buscando al señor Vázquez, tenemos una orden para su arresto! ¡ Salga de inmediato con las manos en alto! Pero el silencio volvía a envolverlo todo luego de cada grito.—Aquí no h
— No hay excusa alguna para lo que está haciendo — . Leo protestaba de cara al hastiado comisario que intentaba ignorar sus gritos coléricos y concentrarse en la sección deportiva del periódico — Es solo una vieja que intentaba hacer lo mejor para su familia. El comisario levantó la mirada arqueando la ceja. — Ya se lo que me vas a decir… — Leo continuó sin dejarlo hablar — …rompió la ley, pero tampoco fue tan grave. Usted y yo sabemos que ese orfanato nada más recibe un par de donaciones al año y que se mantiene en pie gracias a los sobornos y tratos turbios que hacen sus funcionarios.El comisario quiso rebatir sus palabras pero Leo lo acalló alzando la mano. — No, no se moleste en explicarlo, esas son cuestiones que no me importan en lo más mínimo. Lo único que quiero es saber porque no puede dejar que me la lleve a casa. Por amor de dios, a la pobre le quedarán cuando más diez años de vida. ¿ Me va a decir que puede vivir con el cargo de conciencia de haber enviado a la cárce
— Bienvenida, hija — . La abrazó a la entrada, acarició el cabello del niño dormido en su hombro y abrió la puerta para dejarlos pasar. — Lo…lo siento. No sé dónde está, la policía me me obligó…perdóname. Dairon no estaba a su lado, pero su fantasma siempre iba con ella, recordándole lo que la insistencia del capitán y la amenaza de no ver nunca más a su hijo la obligaron a decir.Al principio habló en monosílabos, reacia a escupir las palabras, pero luego, sin darse cuenta; todo lo que había guardado dentro de su pecho alrededor de los años rodó por su lengua. Así contó las acciones de Vázquez e incluso algunas suyas propias y de Dairon, y de Alice. Está última se llevó ell menor golpe porque la culpa de Mara era más fuerte que las mentiras y manipulaciones que tejió en su contra y las agresiones hacia su hijo debían ser confirmadas por el menor, quien se negaba a hablar escondiendo el rostro entre las piernas de su madre cada vez que se le dirigía la palabra. — No soy madre ,
— ¡Levántalo del suelo!— ¡ Bestia ! ¡ No ves que no puede mantenerse en pie!El puño de Vásquez se enterró en su mandíbula con toda la fuerza de su furia. Alice cayó de bruces al suelo.Escupió sangre. El guarda la tomó por los hombros y ella se tambaleó entre sus brazos. — Por favor — Le susurró. — ¡ Vamos! — Arreó Vásquez — Si él no puede cavar su hueco tendrá que hacerlo uno de ustedes dos —. Ordenó, mirando con desdén a sus guardias. — ¿ Por qué estamos aquí? — Mara miraba a través de la ventanilla la calle hacia su antigua casa. — Es una sorpresa — Margaret le sonrió.— Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuve aquí. ¿ Me llevas a casa ?Alice me dijo que la habían demolido.— Shh, cierra los ojos por favor. Mara levantó una ceja. — Por favor — volvió a pedir Margaret. La chica obedeció.— Sin trampas.Mara sonrió y se cubrió los ojos con las manos. Félix reía en el asiento trasero. El auto se detuvo. Margaret la ayudó a salir. — Ya puedes abrirlos. Reconoci