Lester Cahoon tenía unos sesenta años, o al menos estaba a punto de cumplirlos, pero no los aparentaba para nada, se le veía en buena forma, quizás un tanto “llenito”, pero se veía fuerte y saludable. Su bigote, negro con algunos vellos balncos no era muy grueso pero sí recortado con cuidado, todo en él hablaba de opulencia, dinero y poder.Ahora estaba un poco pálido, miraba a su hija de hito en hito, escudriñando su rostro y sus ojos, tratando de ver más allá de lo aparente, y con una grave sospecha llenándole el corazón.Bridgette se había puesto un poco pálida, pero finalmente decidió contarle la verdad a su padre, en todo caso no había manera de contarlo de forma que pareciera un accidente o una equivocación, aunque esta última idea estaba tomando cuerpo en su mente.—Es que estaba trotando por la playa, papá —trató de darle firmeza a su voz, aunque la intimidaba un poco la severa mirada que tenía su padre— Cuando tres sujetos trataron de agarrarme, yo me defendí como pude pero e
Leer más