El nuevo Steve Lonergan estaba tranquilo en su cama, el dolor se había retirado a lo más profundo de su conciencia, la asombrosa capacidad de su cerebro para asumir las situaciones, por más difíciles que fueran, le había salvado la cordura en este trance donde prácticamente lo había perdido todo, así que solo le quedaban dos caminos:O aceptaba su nueva personalidad, y situación, o simplemente se volaba la tapa de los sesos, no había nada más allá de eso. Aunque sabía que su vida a partir de este momento iba a ser completamente diferente lo aceptó sin tapujos, nunca había sido un hombre derrotista, así que ¿qué le quedaba? Salir adelante y vivir lo que le quedara de vida disfrutando los momentos.La conversación con el psicólogo le había servido de catarsis, se sentía como un hombre nuevo, se miraba al espejo procurando fijar en su mente ese nuevo rostro, de manera que no se sorprendiera cuando se viera cada mañana al espejo, o cuando se viera en un espejo en cualquier centro comercia
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