Antes de que regrese y pueda decirme algo, guardo todas mis cosas y con un gran pesar en mi corazón me dirijo a buscar mi vestido y el traje de mi jefe. Voy en el ascensor cuando me llega un mensaje del innombrable, he pensado en llamarlo así de ahora en adelante, para que cuando me esté desahogando de sus malos tratos no sepa que hablo de él. Leo el mensaje y ruedo los ojos, el muy canalla me mando la dirección de donde debo comprar el vestido, así como en cuál tienda debo recoger su traje, poco falta que me diga qué tipo de lencería debo de usar. Salgo de la empresa y tomo un taxi, donde durante todo el trayecto voy refunfuñando molesta, para mañana por la noche tenía previsto tirarme en el sofá de mi casa, comer helado y ver alguna película cursi, pero gracias a que debo de acompañar a mi jefe a su estúpido evento mis planes se han arruinado. Cuando llego a la boutique me quedo con la boca abierta, por lo menos el canalla me mando a un lugar exclusivo. —¡Buenas tardes! Creo supo
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