Arianna puso en marcha el motor del todo terreno y luego de un largo rato de camino llegaron al pueblo, durante la travesía Allegra le contó todo lo que le había tocado vivir durante esos días. Arianna la escuchaba con asombro y admitía que tal vez ella no podría ser tan valiente ante una situación similar.—Te admiro Allegra, de verdad que tienes unas grandes agallas, una valentía excepcional, eres una gran mujer, no cualquiera habría salido de algo así sola, para serte sincera, me sorprendes muchísimo, no habría esperado eso de ti, no me malinterpretes, pero siempre me pareciste una alma ilusa, metida en tu arte, en temas filosóficos, en los clásicos… ¡Pero hoy me has dejado con la boca abierta!—No creas que porque vengo de Sicilia, la cuna de las ciencias y de las artes, soy toda señora biblioteca ambulante, también puedo ser ruda
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