Otto abrió los ojos volviendo en sí y lo único que vio fue el rostro de su hija Rosalía. La mirada de la mujer estaba llena de repulsión y odio. Ella le remarcó. “Esto no acaba aquí… Todavía tienen que pagar por todo el daño y yo me voy a encargar de que lo hagan. Tú, tu amante y tu querida niña van a sufrir por todo lo que me hicieron a mí y a mi madre…” Se levantó saliendo de la habitación, Otto quería levantarse, pero no podía, empezó a gemir y tratar de balbucear el nombre de Rosalía, quería gritar y detenerla, en su mente solo había arrepentimiento y se repetía a sí mismo… Que he hecho… la enfermera inmediatamente entró a la habitación y le inyectó un sedante para ponerlo a dormir de nuevo por órdenes de Rosalía. La investigación empezó, Linda seguía en la comisaría, le informaron que era sospechosa del envenenamiento de Sergio Méndez su esposo, la noticia apareció rápidamente en los periódicos, televisión e internet, todos culpaban a la chica, estaba nerviosa y asustada, Miri
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