"Ese Rodrigo", exclamó Noa, haciendo que Rodrigo se sintiera completamente conmovido.Su garganta se contrajo ante ese "Rodrigo" y, sorprendentemente, tuvo una reacción inapropiada.Las lágrimas cristalinas que caían desde las esquinas de sus ojos parecían caer bien profundo desde su interior.En un instante, olvidó por completo el momento en que ella lo había abandonado la última vez.—¿El que Clara te regaló? —Rodrigo entrecerró los ojos y usó la yema de sus dedos, cálidos y rudos, para limpiar las lágrimas en su mejilla.Noa afirmó con fuerza, con la punta de la nariz enrojecida.—¿Dónde lo perdiste? ¿Aquí? Noa asintió con fuerza, con los ojos aún enrojecidos.—No te preocupes, te ayudaré. —Rodrigo tomó la pequeña mano de Noa y, ante la mirada de todos, caminó hacia el escenario.Un deslumbrante resplandor de luces de ensueño los siguió, iluminándolos como una pintura de colores profundos y vibrantes. Noa bajó la cabeza tímidamente, pero no pudo evitar mirarlo de reojo.Rodrigo, au
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