—Jimena, Noa no es una tonta. ¡No te permitiré hablar de ella de esa manera! — Rodrigo abrió sus ojoscon sus pupilas de ave fénix.Las palabras de su hermana menor, llamando a Noa tonta, eran demasiado penetrantes y dolorosas. En su opinión, su hermana siempre había sido como un ángel encarnado desde la infancia, aunque fuera un poco caprichosa, su corazón era bondadoso y tierno.Pero en ese momento, Jimena, con los ojos enrojecidos y llenos de rabia, parecía tener un profundo resentimiento hacia Noa, como si guardara una gran venganza en su contra, como si quisiera desgarrarla viva. ¿Solo porque él estuvo con ella anoche?A lo largo de los años, él había tenido muchas aventuras, pero nunca había visto a Jimena tan hostil. ¿Por qué, precisamente cuando él era amable con Noa, ella mostraba tal agresividad?—Hermana, para Noa no me la ensucies con tu boca—Rodrigo la reprendió con severidad, su voz llena de desaprobación.—¿Cómo te atreves a gritarme solo por ese tonto? —Jimena se puso pá
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