Regina despertó a media mañana y antes de abrir los ojos sintió el delicioso aroma de las sábanas que la cubrían. Olía al sol en el bosque después de una tormenta, a chocolate y a tabaco, y también al perfume favorito de Alecksander, mezclado con un aroma dulce y suave. Sintió la calidez del sol en el cuerpo, inundando la habitación con la luz de un nuevo día. Aunque le dolía un poco el cuerpo, se sentía a gusto y cómoda en el suave colchón. Al fin abrió los ojos perezosos, con el recuerdo de unos brazos fuertes alrededor de su cuerpo, y el color rojo apareció frente a ella, tapando todo el panorama.Jadeó cuando sus ojos se acostumbraron a la luz y pudo distinguir el hermoso ramo de rosas rojas que reposaba en la almohada. No respiró mientras se incorporaba, y el corazón le latía fuerte cuando lo tomó y lo presionó con delicadeza contra el pecho, enterrando la nariz entre sus pétalos. Cerró los ojos y la imagen de Alecksander apareció en su cabeza, más hermoso, más fuerte, más impon
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