89. Necesitaba tenerla de vuelta, a ella y a su hijo
Cuando Kira vio a Jack allí sentado, en el césped, con las rodillas pegadas al pecho y los brazos rodeando sus piernas, sintió que su corazón se quebraba en dos. Lucía tan sereno que dolía… tan roto que asustaba.Dios, lucía tanto como un niño pequeño y desprotegido.James y otro par más del equipo de seguridad intentaron acercarse y hacer algo por él, pero Kiliam, que conocía a su jefe muy bien, sabía que no sería prudente, así que alzó la mano impidiéndolo, y a cambio, permitió que fuese ella quien lo hiciera, pues sabía era la única que tenía el increíble poder de consolarlo.— Jack… — musitó Kira con la voz entrecortada, y ahogó un doloroso jadeo cuando miró sus manos. Estaban casi destrozadas y eso la afligió muchísimo. Se sentó a su lado, y durante un muy largo rato, se quedó allí, acompañándolo en silencio, hasta que comenzó a sentir el frío de aquella época de invierno y sus labios titiritaron.— Ve a casa, Kira — le dijo él. No se había atrevido a mirarla siquiera.Ella negó
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