Como a eso de las nueve, llegó al hospital central de Manhattan. La recepcionista lo reconoció, y por lo mismo, él aprovechó para pedir el expediente de Marene. Quería saberlo todo y si había al menos una posibilidad de que…Suspiró, ni siquiera quería pensarlo.— ¿Es usted un familiar directo, verdad? Porque es la única forma de que pueda proporcionarle esta información.— Sí, yo soy su… — se tensó. Esas palabras habían dejado de ser parte de su vocabulario hacía mucho tiempo y todavía no sabía cómo se sentiría al retomarlas. Pasó un trago — soy familiar directo — completó a cambio.La mujer asintió, hicieron la revisión correspondiente y le entregó la carpeta. Ese día él no se atrevió a subir a verla, no se sentía tan preparado después de lo de la noche anterior, pero, durante los días siguientes, mientras tenía un espacio entre una reunión y otra, se empapó de todo.Marene había sido diagnosticada hacía cinco años atrás, en Colorado, justo el tiempo que había pasado desde que inten
Nunca, en sus casi treinta y un años, se había sentido así, como un adolescente que al fin se decidía a confesar sus sentimientos a la chica de sus sueños, pero allí estaba, armándose de valor, porque de esa noche no pasaba que, ese ser que había llegado a su vida en forma de luz, escuchara de su propia boca, y con todas sus letras, lo irremediablemente enamorado que estaba de ella, y que la batalla contra sí mismo… terminaba allí.Saludó al conserje con un leve asentimiento de cabeza. El hombre ya lo conocía, aunque no esperó verlo allí después de la reciente visita masculina que también acababa de subir al estudio de esa encantadora jovencita.Cuando las puertas se abrieron en el piso correspondiente y Jack avanzó a través del pasillo, un ramalazo inesperado lo hizo detenerse al ver a Damián allí, en su puerta, con una botella de coctel sin alcohol en una mano, al tiempo que sostenía con la otra un ramo de flores azulesAguardó allí por apenas un par de segundos, con la mandíbula te
— ¿Mi bebé está bien, doctor? — le preguntó angustiada, mientras sus ojos seguían derramando lágrimas sin control. Ese pedacito de ser le importaba más que su propio bienestar, y de no haber sido por el valiente acto de Jack… Dios, ni siquiera podía llegar a imaginarlo, pero ahora él estaba allí, debatiéndose entre la vida y la muerta.Después de un largo instante, el amable hombre levantó la mirada y sonrió.— No hay nada de que preocuparse — le dijo —. Los latidos del bebé se escuchan fuertes y regulares. ¿Quiere aprovechar que está aquí para que le hagamos una ecografía?La joven primeriza dejó salir un suspiro de alivio y sus ojos brillaron. Después asintió. Dentro de todo lo que estaba pasando quería ver a su bebé, y darle la certeza a Jack, cuando se recuperara, porque confiaba en que iba a hacerlo, que el hijo de ambos seguía siendo muy sano y fuerte.Con calma, el doctor lo preparó todo en la habitación mientras ella se tumbaba en la camilla. El frío gel tocó su vientre ligera
— La operación salió bien — añadió el doctor al percibir gestos tan cargados de preocupación.— ¿Pero…? — intervino Kira, desde atrás, con el corazón en la mano, pues algo dentro de sí le decía que esas no eran todas las noticias.El hombre la miró con compasión y cruzó las manos al frente.— Hemos tomado la difícil decisión de inducir al paciente en un coma debido a las múltiples heridas internas y los órganos comprometidos.— Oh, no, Jack… — sollozó desconsolada. Emma tuvo que abrigarla con su cuerpo porque el de la joven parecía que iba a desfallecer en cualquier momento.— ¿Un coma, doctor? — indagó Tyler, el más calmado de todos allí — ¿Por cuánto tiempo?El doctor a cargo se encogió de hombros.— No sabría decirle con certeza — suspiró —. Podrían ser días, semanas… o incluso meses. Todo dependerá de que tanto evolucione el paciente durante las próximas horas y que tanto quiera aferrarse a la vida. Lo mantendremos en cuidados intensivos y monitorearemos su progreso constantemente
Jack estaba despierto, y sus ojos observaban el entorno con una mezcla de confusión y asombro. Las máquinas a las que había estado conectado los últimos días seguían sonando por los cables desconectados.Dos enfermeras intentaban contenerlo y el doctor lo evaluaba con sorpresa por su repentino y pronto despertar. Pocos casos de lucha había visto durante su larga carrera… y ese era uno de ellos.— Kira… — murmuró Jack débilmente. Su voz estaba cargada de preocupación y angustia — Kira…El doctor alzó la vista, comprendiendo que se refería a esa jovencita que no había querido abandonar el hospital bajo ninguna circunstancia.— Venga, acérquese — le pidió —. Le hará bien saber que está aquí.Kira pasó un trago con dolor, y sin pensarlo dos veces, corrió hasta él y se hundió en sus brazos, como cuando sabes que estás próxima a la meta y el corazón no para de latir desbocado contra la caja torácica.Jack se estremeció ligeramente por el leve impacto e intentó con mucho esfuerzo rodearla y
Las buenas noticias llegaron a oídos de la familia, y con un límite de tiempo, fueron pasando a verlo durante los días siguientes. Prudence y Albert entraron juntos. La mujer no podía creer que su nieto estuviese en esa fría cama, pero, ahora que lo sabía despierto y luchando por recuperarse, su corazón se llenaba de júbilo.Ethan y Tyler siguieron después, y aunque lo encontraron dormido gracias a un relajante muscular que le habían administrado minutos antes, no demoraron en hacer de las suyas, como cuando eran unos críos, y le pintaron la cara como a una gatita con marcador semipermanente.Kira entornó los ojos y negó con la cabeza sin poder evitar una pequeña sonrisa, después los echó a ambos de allí, reprimiéndolos por el acto tan infantil, aunque divertido. De enterarse, Jack iba a querer matarlos.Con muchísimo cariño y paciencia, mientras él permanecía profundamente dormido, tomó una toalla húmeda y le fue limpiando el rostro de a poco, trazando a su paso caricias suaves y tie
Los días pasaron y las mejoras en la recuperación de Jack eran bastante notables, incluso podía ya tomar una ducha, aunque necesitaba de la ayuda de sus escoltas para trasladarse a la tina.— Estoy bien, puedo solo — se quejó, un tanto frustrado por sus limitaciones físicas.Kira estaba bajo el marco de la puerta, cruzada de brazos y sonriendo sin poder evitarlo. Era un terco por naturaleza, y así se quejaba de ella, ja.— De aquí me encargo yo — les dijo a James y a Kiliam, que tampoco se habían movido del hospital esas últimas semanas y se sentía eternamente agradecida, porque para cualquier cosa que necesitara de urgencia, ellos estaban allí, al pie del cañón.Cuando quedaron solos, ella se hincó junto a la tina y vertió un poco de jabón líquido en la esponja. Con muchísimo cariño y cuidado de no lastimarlo, se aseguró de que él se sintiera cómodo y limpio, brindándole la asistencia que necesitaba en ese momento.— Me gustan tus manos sobre mi piel — musitó, ladeando la cabeza. Y a
Los días de terapia física comenzaron y Jack estaba más insoportable que nunca, tanto que tuvieron que cambiar un par de veces de fisioterapeuta.— ¿Cuánto tiempo va a durar esto? — preguntó, hastiado, a la mujer que había tomado el desafío de conseguir su completa rehabilitación física.Esta sonrió.— El tiempo lo decide usted, y el empeño en la recuperación también — le contestó con paciencia.Él volteó los ojos como si fuese un chiquillo de nueve años, capricho y rebelde.— Estoy harto de tener que depender de los demás — volvió a quejarse — ¿Puede ese tiempo concluir ahora?La mujer abrió la boca, pero la cerró tan pronto esa dulce joven llegó a la sesión, ya se le había hecho extraño que no estuviese allí.— Deja a Elena hacer su trabajo en paz — intervino Kira, dulce, inclinándose para darle un cálido beso en la mejilla —. Mientras más te quejes, más durará.— Es lo que intento decirle — añadió Elena, continuando con lo suyo.Jack suspiró largamente, y sus ojos volvieron a brill