Cuando Anne despertó, Matías estaba dormido a su lado, en posición fetal, era tan hermoso, tan inocente, sonrió al verlo y besó con cuidado su mejilla, no quería despertarlo. Felipe, que se había dado cuenta, la vio, pero de inmediato se hizo el dormido. Ella lo miró a su lado derecho, estaba convencida de que él dormía «Pudimos despertar tantas primaveras y veranos así, Felipe, ahora siento que todos los días en mi interior son un cruel invierno, podría ser feliz con esto, y ahora, me siento tan amarga, como el veneno» pensó con dolor, sin embargo, su mano viajó a su rostro, acariciándolo suavemente, no pudo evitarlo, se acercó lentamente, y besó su mejilla. Un solo segundo después, Felipe abrió los ojos, ella no estaba, escuchó como cerraba la puerta del cuarto de baño, tocó su mejilla, ese beso aún estaba sintiéndolo en cada rincón de su cuerpo, era como un destello de esperanza «No voy a rendirme, Anne, sí, fallé, soy el peor de los idiotas, pero si tengo una esperanza, no segu
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