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—¿Toni? —exclamó Daniel llamando por teléfono y escuchando la voz de su amigo del otro lado—. Prepara todo, hagámoslo. Colgó la llamada. «Veamos si tienes tiempo para romances, Felipe, cuando te falte tu adorado bebé» pensó y golpeó la pared con un puño de rabia. Anne se alejó de Felipe y sintió que le costaba media vida. —Ya basta, Felipe, deja de actuar de esta manera. —No he hecho nada —dijo alzando las cejas con falsa inocencia que la hizo sonreír. Dio la vuelta y salió de ahí. Bajó al comedor, y el desayuno se había servido. —Señora, ¿Hoy llevaremos a Matías conocer la guardería? —Me avisarán en un rato más si podremos llevarlo. —Quería pedirle permiso para llevar a Matías a un parque cercano, tendrán un pequeño evento con marionetas y disfraces, me gustaría que fuera y se entretuviera, no tardaremos salvo una hora o menos. —Está bien. Cuando Felipe llegó, Anne le explicó a donde irían. —Yo debo revisar unos contratos de mi empresa, luego iremos a la guardería. —Está
Felipe estaba a punto de llamar a Leonel y pedirle ayuda, el teléfono de Anne estaba apagado, no había rastro de ella, cuando escuchó que llamaron a su móvil, Felipe respondió.—Hola.—¿Quieres ver a tu esposa e hijo? —esa m*****a voz era horrible, Felipe sintió que le daría un paro cardiaco en cualquier momento.—¡¿Quién eres?! ¿Qué quieres?—Dos millones de dólares, hoy, antes del anochecer, en efectivo.Felipe sintió que le faltaba el aliento.—Quiero hablar con mi esposa.Toni fue a buscar a Anne, la tomó de los cabellos.—Habla, es tu maldito esposo.—¡Felipe! Por favor, dale lo que te pidan…Felipe sintió que enloquecería de temor.—¡No le hagas daño!—¡Escúchame bien, me darás el dinero o mataré a tu bebé y disfrutaré a tu esposa, hasta matarla!—¡Te daré el dinero! ¡Te lo daré todo!—No metas a nadie de la realeza, ni a los guardias, ni a la policía o al ejército, a nadie, ¡O te arrepentirás!—No lo haré, dime donde te dejo el dinero, a que hora, dime, pero por favor, no los la
Daniel miró tal escena, sintió que algo estaba ahogándolo, si hubiese podido matar a Felipe, seguro lo hubieran hecho, pero seguía en shock. —¡Daniel! ¿Dónde estabas? Anne se giró a mirarlo, sus ojos se abrieron enormes. —¿Tú que haces aquí, Daniel? El hombre se acercó. —Vine a buscarte, estaba angustiado. Vieron una camioneta y de inmediato apareció Alex y los guardias. Fueron a casa. Anne bañó a Matías, lo alimentó y lo tranquilizó antes de hacerlo con ella misma, Felipe estaba a su lado, cuando terminó de dormirlo. —Me quedaré a dormir con el niño en el sofá cama, señor, no se angustien, así la señora podrá descansar. Anne besó la frente del niño y fue a su habitación. Al entrar se miró en el espejo, estaba tan pálida, despeinada, pero traía puesto el saco de Felipe, pensó en todo lo ocurrido, pero había algo que la atormentaba más que nada. «Daniel estaba ahí, y siento algo, es como que no lo puedo explicar, como si algo estuviera tan mal» Anne notó como sus manos temb
Al día siguiente, cuando Anne despertó, vio a Felipe a su lado, ella se levantó tan rápido como pudo. Y él despertó al instante. —¿Cómo estás? —Bien. Anne fue al cuarto de baño, cuando salió, estaba vestida, miró a Felipe que estaba eligiendo su ropa. —Felipe, ¿Ya has visto lo de tu departamento? Me gustaría que Daniel pudiera irse, cuanto antes. Felipe la miró intrigado, sin entender su prisa. —Sí, ya lo vi, en dos semanas ya podrá mudarme, ¿Sucede algo? ¿Se pelearon? Podría conseguir un nuevo lugar. —No, está bien, esperaré. Iré con Mati, y te veo para desayuanr. Más tarde, cuando Felipe se fue, Anne se animó a ir a la ahbtiaicon de Daniel, él sonrió al verla, aunque ya quería irse al hipódromo. —Hablé con Felipe en dos semanas podrás mudarte a su departamento. —Parece que te urge que me vaya, ¿Qué pasa, Anne? ¿Ya no te importo? Él quiso acercarse y ella se alejó. —Daniel, ¿Dónde estabas el día del secuestro? Daniel la miró con temor y duda —Pues, buscaba trabajo, ¿Por
Esperaban en la iglesia, cuando pasaron casi diez minutos después de la hora oficial, Anne comenzó a ponerse nerviosa, creyó que algo malo sucedió, porque Jazmín amó a Alex Donovan desde que lo conoció, y moría por casarse con él, ¿Por qué aún no llegaba? Su padre calmó al sacerdote, y Clara entró a la iglesia, caminó directo hacia Alex, se acercó a su oído y dijo: «Jazmín está en el auto, por favor, ve con ella, quiere hablarte» Alex la miró incrédulo, no podía entender que pasaba, respiró profundo y bajó los escalones del altar para salir, toda la gente volteó a verlo, aquello parecía extraño. Clara se acercó a Anne. —¿Qué es lo que está pasando, Clara? —Jazmín no quiere casarse. Los ojos de Anne se abrieron enormes, y su padre dio un traspié casi por caer, pero Felipe lo detuvo con firmeza, se miraron a los ojos, Felipe le dio una suave palmada, transmitiéndole calma. —Quizás le entraron los nervios, pero Alex irá por ella —dijo Felipe. —No son nervios, no sé si él vaya a c
Alex miró a Archi, y fue como si una rabia bullera en su sangre. De pronto, se le fue encima, lanzándolo al suelo, golpeándolo con fuerza, los invitados que vieron, gritaron.Felipe y Aaron corrieron a separarlos.—Pero, ¡Qué m****a! ¿Qué te sucede?Larissa y Lana salieron tan rápido, Larissa se asustó al ver a su marido golpeado.—¡Archi! —exclamó abrazándose a él, y Archi la alejó, caminando lejos de ahí.Alex pudo mirar esos ojos que le reprochaban y le dolían.Felipe y Aaron se miraron.—Vete, nosotros nos vamos a encargar de todo, Alex, ve a casa.—No —sentenció y entró a la iglesia, llegó hasta el altar, miró a todos.—No habrá boda, así que pueden irse, dejen sus habladurías, simplemente, no hay boda y ya, adiós.Alex caminó a la sala interior, el sacerdote se quedó perplejo.Anne fue tras Alex y lo tomó del brazo.—¡¿Qué le hiciste a mi hermana, Alex?!Alex tenía la mirada baja.—Que no lo amo, eso fue lo que hice, bien, ella quería ser la dueña de mi corazón, no puedo, amo a o
Anne retrocedió un par de pasos, mirando sus ojos, Felipe entró y miró a todos lados. —¿Estás sola? —exclamó intrigado, pero parecía que su mirada espiara a todas partes. Anne lo miró confusa, luego de un segundo, lo comprendió. —¿Pues, con quién piensas que estoy? Felipe la miró fijamente, iba a hablar, titubeó. —Ah, ¿Crees que mi amante está conmigo? —exclamó indignada—. Bien, ¿Por qué no buscas en el cuarto de baño? Busca en el clóset, o en el balcón, ¡Busca debajo de la cama! ¡Eres patético! ¿Quién eres para perseguirme y acosarme? Preguntó con las manos en su cintura, estaba furiosa. Felipe temía haberla herido, cuando recordó las palabras de Daniel Higareda, lo dominó la furia. —¡¿Quién soy?! —exclamó indignado—; ¡Soy tu esposo! Anne no esperaba tal respuesta, le miró sorprendida. —¡Eres nada, Felipe! Lo sabes, eso fue nuestro acuerdo, no somos nada, solo un contrato y ya. —¡Pues no! —espetó desafiante—. Ya no quiero eso, eres mi esposa ante Dios, y ante la ley, ¡Estoy
Anne abrió los ojos, miró al otro lado de la cama, él no estaba ahí, pero en aquella mesa que fungía como un pequeño comedor, estaba el desayuno listo. Se levantó desnuda, caminó al cuarto de baño y entonces lo vio, bañándose en la regadera, sonrió al verlo, le gustaba como las gotas de lluvia bañaban su cuerpo. Anne respiró. «¿Qué está pasando conmigo? ¿Estoy rindiéndome? No puedo perdonarlo por eso, solo es sexo y nada más, las personas tienen sexo para bajar el estrés, eso no significa nada» pensó. Felipe salió de la regadera, se sorprendió de verla ahí, pero sus ojos recorrieron su cuerpo con deseo. Anne caminó sin inmutarse o decir nada, y se metió en la regadera. Felipe sonrió al verla, no dijo más. Cuando ella salió, él estaba sirviendo el desayuno. Ella se sentó frente a él, aún tenía el cabello húmedo. —Anne… —Ni creas que esto cambia nada. Felipe se quedó perplejo, no dijo nada, solo miró sus ojos. —Para mí ha cambiado todo, Anne, y no actuaré diferente de ayer, de