Diana estaba tan furiosa, se quería marchar de allí en ese mismo momento, pero no quería estropearles el viaje a los niños.—Siéntate a desayunar, después hablaremos —llegó a gruñirle Alexander porque ella se había alejado para que nadie notara su enfado.—No quiero hablar contigo, ya conseguiste lo que querías, ahora si quieres despedirme hazlo, pero lo que ocurrió anoche jamás volverá a suceder —siseó llena de rabia.Era una misión casi titánica conseguir que Diana se enfadara.Su carácter era demasiado complaciente y afable, pero en aquel momento había estallado.Era como si hubiera apresado en una bomba todas las frustraciones de su vida y las hubiese dejado salir en ese momento.Alexander suavizó el tono de su voz y la intentó agarrar de la cintura.—No seas tan dura conmigo, cometí un error, déjame que te explique.Diana no permitió que la abrazara, no iba a dejarse manipular por sus falsas muestras de cariño.—No quiero escucharte, por favor, déjame.—Ven a desayunar con los ni
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