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Todos los capítulos de Ironias del destino: Capítulo 1 - Capítulo 10
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La propuesta...
Alexander O'Sullivan era un hombre de veinticinco años, tenía siete años viviendo en Inglaterra y le gustaba la vida independiente. Aunque era heredero de una fortuna multimillonaria, le gustaba la vida sencilla, sus padres estaban en Nueva York, donde estaba la parte central de las empresas generadoras de dinero para la familia. Hasta ahora había salido con algunas chicas, pero no se había enamorado, no era muy dado a las fiestas y salidas nocturnas, le gustaba leer y escuchar música. Era de cabello claro, ojos azules, muy guapo, corpulento y de cuerpo muy formado, amaba hacer ejercicios y la vida al aire libre, montar a caballo, sentirse libre. Siempre decía, que cuando se casara era porque estaría enamorado, no concebía la vida en pareja sin amor. Esa mañana recibió una llamada de su padre, necesitaba conversar urgente con él. —¡Hola hijo! Es primordial que vengas a casa, necesito tener una conversación contigo — dijo su padre. — ¡Hola Papá! Estaba pensando en ti, quiero re
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Huyendo del destino...
— ¡Voy a cerrar todas tus puertas, morirás como un indigente, nadie te dará trabajo— había dicho Alvin— lo juro! — Gracias papá, también te quiero— le había respondido Alex— ¡Ya veremos cuánto poder tienes! — ¡Te juro que vas a arrepentirte de esta afrenta, Alexander! — había gritado su padre. — ¡Ya callate Alvin! ¡No te das cuenta que no lograrás nada por esa vía!— había gritó su madre— te dije que Alex no es fácil de manejar, es idéntico a ti, elevado a la mil.Esas habían sido las últimas palabras que había escuchado de su padre cuando salió de la casa de ellos. La discusión había seguido en casa mientras Alexander O' Sullivan salía a enfrentar su destino sin la ayuda de su poderoso padre. — Déjame en paz Evie, ve y convencelo de que se quede y acepte, porque le irá muy mal en la vida— dijo Alvin, enojado.— ¿Convencerlo? — dijo ella— ya salió de casa Alvin, se llevó todas sus cosas, por lo menos debiste esperar a que tuviera una semana con nosotros, e ir poco convenciendo a
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Te daré pelea...
— ¡Gracias señora Ava!— dijo él. Llamame, mamá Ava— dijo ella— así me llaman todos acá. — Está bien, mamá Ava— dijo él— estoy muy agradecido de su ayuda. — Todavía no me des las gracias— dijo ella— cuando tengas el empleo me las das. Le dió un nombre y un número telefónico en un papel para que fuera hasta allá, al día siguiente pensaba ir y hablar con la persona que ella le sugería; estuvo pensando en la discusión que había tenido con su padre.No le gustaba estar enemistado con él, lo amaba, pero no le agradaba que le obligarán a hacer algo, quizás si hubiera usado otro método, ya no importaba, había sucedido de esa manera; esa noche se acostó con grandes esperanzas. A la mañana siguiente volvió a la calle, después de dejar su currículum en más oficinas contables, se dirigió hasta la dirección que le había anotado mamá Ava. Al llegar al lugar, vio un hermoso edificio de varios pisos, se veía que era una empresa contable muy sólida, en la entrada había un guardia al que preguntó
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Un encuentro de frente...
— Es mi padre, señora Ava— dijo Samantha. — ¡Qué sorpresa tan agradable!— dijo Ava— ¿Y que hace una princesa como tú, fuera de su castillo? La hizo pasar a un pequeño salón y se sentaron a conversar. — ¡Lo mismo que usted!— dijo Samantha. — ¡No entiendo, mi muñeca linda!— dijo Ava. — Mi padre me contó que usted se reveló contra todo convencionalismo e hizo su propia vida— dijo ella— yo quiero hacer lo mismo. — ¡Mira que chismoso es tu papá!— dijo Ava, riendo de buena gana— te quieren casar con un viejo barrigón. — La verdad ni siquiera sé quién es, pero yo me caso con alguien que yo elija— dijo Samantha. Ava suspiró al escuchar a Samantha. — Necesitas tener mucha firmeza de carácter para enfrentar lo que se te viene— dijo Ava— ¿Cual es tu plan? — Trabajar, mantenerme por mi misma y ser yo. — Eso suena ideal, pero no será así, te aconsejo que trabajes, te mantengas, pero que no seas tu— dijo Ava. — No le entiendo— dijo Samantha. — Cambiar de identidad— le explicó— si tus p
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Usted, es peor que mi padre...
Alexander O'Sullivan, o debería decir Harry Byrne, mejor usaré el nombre de Harry para darle personalidad a la identidad que había asumido. Estaba reunido con el señor Thompson, quería ver que puesto obtendría en la empresa por el currículum que había presentado. — Mi querido muchacho, estuve meditando sobre lo delicado de tu situación,— dijo Thompson— lamentablemente yo sé quién eres, la única vacante que puedo ofrecerte es en mantenimiento. Harry Byrne se quedó mirando a éste hombre con ojos entrecerrados y dijo:— Definitivamente usted se está aprovechando de mi desgracia, usted leyó acerca de mi capacidad en las finanzas y me ofrece un sueldo por debajo de mi capacidad, usted es peor que mi padre señor Thompson. —Alexander o Harry, yo solo cuido mis intereses— dijo Thompson— y no puedo arriesgarme, además podría usar esa información para indicarle a tu padre cual es tu nueva identidad y eso me reportaría muchísimo dinero, ¿no te parece? — No puedo creer lo que estoy escuchand
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Viviendo solo...
Harry se sorprendió de aquello que recibía, tenía un sobre con un pasaporte y un carnet de identidad con el nombre de Harrison Scott. Harry se quedó mirando a mamá Ava y dijo:— Ahora seré Harrison Scott! ¿Usted para quién trabaja? Ella rió de buena gana y dijo:— Se lo que significa que se te cierren las puertas, con éste nombre nadie te negará un empleo digno, ya diste un salto de confianza enorme, acá está el resultado. Harry la abrazó y se puso de inmediato a corregir el currículum con mucho cuidado después de unos minutos, revisó todo muy bien en imprimió, estaba listo para mostrar a Tony Rizzo. Samantha también recibió unas credenciales con un nueva identidad, siguiendo el consejo de mamá Ava decidió elegir un nuevo nombre para que su madre no entorpeciese su oportunidad de tener un empleo y sostenerse a sí misma. Harry llegó a las siete y media, saludó a Tony Rizzo y le entregó su hoja de vida, éste revisó todo minuciosamente y dijo:— Harry, aunque te llamas Harrison, imag
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La lista de invitados...
Samantha o Eliza, también estaba nerviosa, sabía que en los eventos sociales siempre se reunía la crema innata de la sociedad y sus padres no estaban fuera de ese círculo. Le hubiese gustado tener una buena relación con el gerente, pero sólo había hablado con él él día de la entrevista, hasta ahora había estado sólo concentrada en su entrenamiento. Esto le había retribuido ser la Jefa de todos los meseros y meseras, tenía la habilidad de organizarse y tener memoria fotográfica, se había grabado la distribución de las mesas de manera genial y rápida. Los entrenadores de inmediato le refirieron al dueño y al gerente y le adjudicaron el cargo, estaba ya todo listo para empezar en pocas horas, cuanto una de las chicas dijo:— !Muchachas, verdad que el gerente está como para comérselo! — ¡Sí amiga, pero es tan serio!—dijo otra. — Eliza se atrevió a decir:— Ni siquiera sé su nombre. — Yo sí— dijo otra— se llama Harry Scott. — ¡Niña y quien te lo dijo— preguntó otra. —¡Oídos querida
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El destino, nos alcanza...
— Oh si, no encontraba el baño y le pregunté— dijo él. — Querido, tú siempre tan perdido, los baños están de este lado— dijo Simone indicando dónde, con su mano. — Sí, qué vergüenza, ya la empleada me indicó— dijo él. — Por lo menos te mejoró el humor— dijo ella. — Si, voy al baño— dijo Arnold saliendo hacia el lugar. Eliza se quitó de inmediato de la línea visual de su madre, no podía arriesgarse, después de sentirse a salvo, abrió su mano y vió que su padre le había dejado una muy jugosa propina. Sonrió y se sintió más tranquila, ya iba a tener oportunidad de hablar con su papá. Simone olvidó el incidente y se concentró en disfrutar del evento, se estaba divirtiendo de lo lindo con sus amistades importantes. A media noche todo se fue apagando, poco a poco el lugar quedó vacío, sólo los empleados estaban allí, recogiendo,arreglando, limpiando, todo había sido un éxito. Muchos de los empleados, empezaban a trabajar al día siguiente a partir de las nueve de la mañana, otros
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Una oportunidad...
Un día nuevamente de trabajo intenso en el restaurante en especial para los que servían las mesas, las reservaciones no cesaban, ya que la comida italiana que se sirve es de primera. Harry estaba más relajado y desde su oficina con ventanales panorámicos, oscuros para los de afuera, claros para él que observaba cada movimiento, primero desde las cámaras y si quería ponerse de pie, también tenía un paisaje laboral muy óptimo. Ese día entró a trabajar una nueva chica, quien ayudaría a Harry en la administración, era guapa y apenas vió a Harry se dijo:—" Este hombre tiene dueña, es decir, es mío y de nadie más. Era una mujer de unos treinta años, morena, de inmediato buscó tener amistad con Harry. — Hola, mi nombre es Marleny— dijo con voz muy suave— mucho gusto. — Hola Marleny, bienvenida al restaurante—dijo Harry— estuviste quebrantada de salud el día de la inauguración, me dijo Tony. — ¡Oh sí, me resfrié, pero hoy, estoy bien— dijo ella. — Como verás hay bastante que hacer ac
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Tony Rizzo, se arriesga...
— No desea que el hombre que la trajo hasta aquí, quien la recomendó como abogado, se entere acerca de su situación— preguntó Rizzo. — Así es señor, usted cree que puede guardame el secreto— dijo Eliza. — Él es el gerente, pero le prometo que encontraré una solución— dijo Tony Rizzo. En ese momento entró Harry y Tony Rizzo le dio instrucciones en donde estaría Eliza y cuál sería su nuevo horario en el trabajo. Le explicó que después traería sus títulos, para corroborar sobre sus conocimientos. — A partir de hoy mismo se encargará de la parte legal del restaurante,— dijo Rizzo— señorita Gagnon. — Gracias señor Rizzo por ésta oportunidad— dijo ella. — Haz tu trabajo y demuestra a tu familia que saldrás adelante puntualizó él. Harry se sintió complacido de poder guiar a Eliza a su nuevo sitio de trabajo, ella pidió ir a casa cambiarse de ropa para estar a la altura de lo que representaba. Una hora más tarde entraba al restaurante como toda una ejecutiva de leyes, algunas de
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