El destino, nos alcanza...
— Oh si, no encontraba el baño y le pregunté— dijo él. — Querido, tú siempre tan perdido, los baños están de este lado— dijo Simone indicando dónde, con su mano. — Sí, qué vergüenza, ya la empleada me indicó— dijo él. — Por lo menos te mejoró el humor— dijo ella. — Si, voy al baño— dijo Arnold saliendo hacia el lugar. Eliza se quitó de inmediato de la línea visual de su madre, no podía arriesgarse, después de sentirse a salvo, abrió su mano y vió que su padre le había dejado una muy jugosa propina. Sonrió y se sintió más tranquila, ya iba a tener oportunidad de hablar con su papá. Simone olvidó el incidente y se concentró en disfrutar del evento, se estaba divirtiendo de lo lindo con sus amistades importantes. A media noche todo se fue apagando, poco a poco el lugar quedó vacío, sólo los empleados estaban allí, recogiendo,arreglando, limpiando, todo había sido un éxito. Muchos de los empleados, empezaban a trabajar al día siguiente a partir de las nueve de la mañana, otros
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