Dante, se había puesto pálido, mirándola fijamente sin creer lo que había escuchado. Ella estaba embarazada de él, tenía un bebé en sus entrañas. Él no quería dejarla embarazada, era peligroso para ella, ella podría morir por ese bebé. Eli miraba a Dante con preocupación, se había quedado callado, sin pronunciar palabra y tenía un miedo horrible. —Dante, dime algo. — susurró ella, con la voz rota. —Sé que ésto no lo buscábamos, pero es inocente en todo ésto.Dante se levantó, dejando caer silla y llevando sus brazos a la cabeza. Ella se asustó, cerrando los ojos con pesar.—¿Embarazada? ¡Dios! Eli, ¿Sabes lo que hemos hecho? ¡Podrías morir! — gritó.—Dante, cálmate, por favor. — pidió ella acercándose a él. —Él no tiene la culpa de nada, es inocente. — él negó, Eli vio sus ojos cristalizados. —Solo te pido una cosa. — él la miró. —Si en el parto me llegará a pasar algo, elige al bebé, por favor.—No me pidas eso, Eli. — sus ojos estaban rojos. —Despues de todo lo que pasé, por hacer
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