Los días habían pasado, Dante y Eli estaban mejor. Cada día cenaban juntos, Dante la llevaba de caprichos, amor y cariño. Todas las noches hacían el amor, Eli no se arrepentía de haberse entregado a él, al contrario; Dante era un amor con ella.Pero como decía el dicho: "todo lo bueno acaba" ella tenía que regresar a Nueva York y dejar Rusia. Pero lo que más le dolía era dejar al ruso bello, pero no podía quedarse pero si, volvería lo antes posible.Lo que vivió con Dante estás semanas, fueron hermosos para ella, pero para él también. Eli sintió todo por primera vez, Dante podría ser lo que fuera, pero ese ruso le enseñó. El amor, el cariño, el sexo y el placer de las pequeñas cosas de la vida. Aunque aún no se han enamorado, se gustaban y se atraían. Ella no quería irse, quería quedarse con su bello ruso. Pero tenía que volver con su familia, Dante aún no sabía que se iba y no le haría gracia, saber que su americana se iba.Eli sabía que a estas horas Dante estaría en su empresa, se
La chica con los ojos lleno de lágrimas, se fue. Pero ella se lo buscó se lo había buscado ella solita, Eli la dio pena. Pero después de como la trató, no iba a intervenir, Dante miró a Eli y la sonrió, se acercó a ella y la besó.—Hola amor, ¿Qué haces aquí? — preguntó el ruso cogiéndola de la mano.—Queria hablar contigo de algo importante.— él asintió.—Vamos a la oficina.— caminaron hasta el ascensor y Dante metió la tarjeta.Esperando a que el ascensor llegara, la abrazó por detrás y la besaba por el cuello, ella sonreía. Sentirse así de querida por el ruso, le encantaba. Cuando el ascensor llegó a la planta, juntos salieron del ascensor, cogidos de la mano. Eli vio a una mujer sentada en el escritorio, la chica la miraba mal, pero Eli pasaba de las miradas asesinas de las mujeres. Se veía que el jefe, las volvía loca.Entraron a la oficina y Dante cerró la puerta detrás de él, se acercó a su Americana robándole un beso feroz. Ella correspondió gustosa, la cogió del trasero y la
Habían pasado varios días, Eli seguía en Nueva York. Todos días hablaba con Dante, pero últimamente el rubio no la llamaba, ni la escribía y mucho menos contestaba a sus llamadas. La americana estaba preocupada, no sabía nada de él Y tenía un mal presentimiento. Su hermano tampoco logró comunicarse con él, solo con Dimitri, pero él tampoco sabía nada. Él no estaba en Rusia, si no en Francia. Eli ya harta,cogió el primer vuelo a Moscú, tenía que verle y saber que estaba bien. Organizaba su pequeña maleta, para irse de nuevo a donde conoció a su ruso. Dante no era de no contestar a las llamadas y eso la tenía con el corazón en un puño. Tenía miedo que le hubiera pasado algo, en la mafia era asi, peligros y enemigos, el ruso tenía muchos.—Nena, estará bien. —le dijo su madre, Eli le habló de él y estaba feliz de que su hija haya encontrado a un hombre.—Mamá, él no es de contestar y estoy preocupada. —dijo con voz rota. —Necesito ir y ver por mi misma, que mi rubio está bien.—Yo te voy
Dante se había hecho las pruebas de drogas, pero hasta dentro de una semana no tendría los resultados. Tenía miedo de perder a Eli, ella era su ángel, ella lo era todo para él. No quería que por culpa de su ex, la perdiera. Estaba seguro que ella lo había drogado. Salió del médico para ir a verla y pedirla que se quedara una semana, subió a su coche y fue rumbo al hotel.Por culpa de su ex estaba apunto de perder a su americana, con ella veía un futuro lleno de amor, fidelidad y niños. Y no iba a permitir perderla.Eli se lo había dicho muchas veces, pero él ni hizo caso en sacar a su ex del medio. Pero no se iba arriesgar, ni de coña, su ex quedaría fuera.Cuando llegó, salió del coche y caminó hasta el interior del hotel, sin parar fue hasta el ascensor que por suerte estaba abierto. Entró y presionó el botón 3, las puertas se cerraron. El ruso estaba nervioso, inquieto mirando los números de la pequeña pantalla. Las puertas se abrieron y fue hasta la puerta de su habitación, dio d
Desde la prueba de análisis, Danielle había desaparecido, no dejó rastro. Danielle sabía que se había metido en un gran problema, sabía que Dante era capaz de matarla y se fue para esconderse como una rata. Desde entonces, no saben de ella. Eli, desde hace una semana vivía con Dante, él no quería que pagará por un hotel cuando tenía su casa, Dante cada día, despertaba a su lado, abrazados y hacían el amor todas las noches. Eli se sentía completa a su lado y cada día lo quería más. Eli estaba en casa, decorado la habitación que compartía con Dante, quería ponerla más moderna y con su ropa, con fotos de ellos. Dante estaba en su oficina trabajando, estaba frente al ordenador portátil, corrigiendo algunas cosas del trabajo. Desde que Eli estaba en su vida, no volvió a tocar a otra mujer. Ella era y será la única mujer que él tocara.La puerta de su despacho fue abierta y por ella entró su hermano con traje color grisáceo, peinado y algo serio. Dante le miró, pero no dijo nada. —¿Como
Dante, se había puesto pálido, mirándola fijamente sin creer lo que había escuchado. Ella estaba embarazada de él, tenía un bebé en sus entrañas. Él no quería dejarla embarazada, era peligroso para ella, ella podría morir por ese bebé. Eli miraba a Dante con preocupación, se había quedado callado, sin pronunciar palabra y tenía un miedo horrible. —Dante, dime algo. — susurró ella, con la voz rota. —Sé que ésto no lo buscábamos, pero es inocente en todo ésto.Dante se levantó, dejando caer silla y llevando sus brazos a la cabeza. Ella se asustó, cerrando los ojos con pesar.—¿Embarazada? ¡Dios! Eli, ¿Sabes lo que hemos hecho? ¡Podrías morir! — gritó.—Dante, cálmate, por favor. — pidió ella acercándose a él. —Él no tiene la culpa de nada, es inocente. — él negó, Eli vio sus ojos cristalizados. —Solo te pido una cosa. — él la miró. —Si en el parto me llegará a pasar algo, elige al bebé, por favor.—No me pidas eso, Eli. — sus ojos estaban rojos. —Despues de todo lo que pasé, por hacer
Cuando llegaron a la casa, ningún pronunció palabra, Eli miraba a Dante y este tenía su rostro serio y su mandíbula apretada. Dante, directamente se fue al despacho y se encerró para esta solo, Eli con sus manos en su vientre, subió las escaleras. Sabía que Dante tenía miedo, que él quería ser papá, pero cuando ella estuviera sana. Entró a la habitación y se cambió para ponerse un pijama. Quería estar cómoda y dormir un poco, sabía que un niño ahora era arriesgado, alguno de los dos podría morir en el parto. Eli se tumbó en la cama y se arropó, acurrucándose sobre la colcha y quedándose dormida. Dante poco después apareció en la habitación y la vio dormida, la observó unos segundos dormir y sonrió. Caminó hasta ella y se puso a su altura para acariciar su mejilla.—Si te pasara algo, estaría muerto en vida. — susurró acariciando sus labios. —Fuiste ese ángel americano, que cayó en mi vida para darle luz y alegría. Te amo, Eli. — la dio un beso en la frente y se fue hacia su lado de
Eli, seguía con el corazón a mil por hora, ver cómo la madre de su novio la trató, la dejó incrédula. Quería decírselo a él, pero no sabía, si el ruso, iba a creerla.La señora, se apartó de ella y la americana, se alejó de esa mujer. Escucharon unos pasos, la joven se giró y vio al ruso caminar hacia ellas, con su rostro serio y con la mirada oscura. Eli tragó saliva y mordió su labio, hoy mismo se lo diría, si no la creería, ella se iba de esa casa. No iba a vivir bajo el mismo techo con esa mujer, que la odiaba sin aún conocerla.—¿Pasa algo, hijo? — preguntó la madre con tono inocente. —Estas muy serío—Nada importante, solo es por una llamada de trabajo. — respondió y miró a Eli.—Yo me iré a la habitación. — habló la americana alejándose del salón.Dante la siguió, estaba muy rara e incluso temblaba, él lo había notado. Eli se encerró en el cuarto y se fue al balcón, posó sus manos en su vientre y sonrió. El aire puro penetraba su piel blanca y frágil, aún pensaba en las palabra