Dante se había hecho las pruebas de drogas, pero hasta dentro de una semana no tendría los resultados. Tenía miedo de perder a Eli, ella era su ángel, ella lo era todo para él. No quería que por culpa de su ex, la perdiera. Estaba seguro que ella lo había drogado. Salió del médico para ir a verla y pedirla que se quedara una semana, subió a su coche y fue rumbo al hotel.Por culpa de su ex estaba apunto de perder a su americana, con ella veía un futuro lleno de amor, fidelidad y niños. Y no iba a permitir perderla.Eli se lo había dicho muchas veces, pero él ni hizo caso en sacar a su ex del medio. Pero no se iba arriesgar, ni de coña, su ex quedaría fuera.Cuando llegó, salió del coche y caminó hasta el interior del hotel, sin parar fue hasta el ascensor que por suerte estaba abierto. Entró y presionó el botón 3, las puertas se cerraron. El ruso estaba nervioso, inquieto mirando los números de la pequeña pantalla. Las puertas se abrieron y fue hasta la puerta de su habitación, dio d
Desde la prueba de análisis, Danielle había desaparecido, no dejó rastro. Danielle sabía que se había metido en un gran problema, sabía que Dante era capaz de matarla y se fue para esconderse como una rata. Desde entonces, no saben de ella. Eli, desde hace una semana vivía con Dante, él no quería que pagará por un hotel cuando tenía su casa, Dante cada día, despertaba a su lado, abrazados y hacían el amor todas las noches. Eli se sentía completa a su lado y cada día lo quería más. Eli estaba en casa, decorado la habitación que compartía con Dante, quería ponerla más moderna y con su ropa, con fotos de ellos. Dante estaba en su oficina trabajando, estaba frente al ordenador portátil, corrigiendo algunas cosas del trabajo. Desde que Eli estaba en su vida, no volvió a tocar a otra mujer. Ella era y será la única mujer que él tocara.La puerta de su despacho fue abierta y por ella entró su hermano con traje color grisáceo, peinado y algo serio. Dante le miró, pero no dijo nada. —¿Como
Dante, se había puesto pálido, mirándola fijamente sin creer lo que había escuchado. Ella estaba embarazada de él, tenía un bebé en sus entrañas. Él no quería dejarla embarazada, era peligroso para ella, ella podría morir por ese bebé. Eli miraba a Dante con preocupación, se había quedado callado, sin pronunciar palabra y tenía un miedo horrible. —Dante, dime algo. — susurró ella, con la voz rota. —Sé que ésto no lo buscábamos, pero es inocente en todo ésto.Dante se levantó, dejando caer silla y llevando sus brazos a la cabeza. Ella se asustó, cerrando los ojos con pesar.—¿Embarazada? ¡Dios! Eli, ¿Sabes lo que hemos hecho? ¡Podrías morir! — gritó.—Dante, cálmate, por favor. — pidió ella acercándose a él. —Él no tiene la culpa de nada, es inocente. — él negó, Eli vio sus ojos cristalizados. —Solo te pido una cosa. — él la miró. —Si en el parto me llegará a pasar algo, elige al bebé, por favor.—No me pidas eso, Eli. — sus ojos estaban rojos. —Despues de todo lo que pasé, por hacer
Cuando llegaron a la casa, ningún pronunció palabra, Eli miraba a Dante y este tenía su rostro serio y su mandíbula apretada. Dante, directamente se fue al despacho y se encerró para esta solo, Eli con sus manos en su vientre, subió las escaleras. Sabía que Dante tenía miedo, que él quería ser papá, pero cuando ella estuviera sana. Entró a la habitación y se cambió para ponerse un pijama. Quería estar cómoda y dormir un poco, sabía que un niño ahora era arriesgado, alguno de los dos podría morir en el parto. Eli se tumbó en la cama y se arropó, acurrucándose sobre la colcha y quedándose dormida. Dante poco después apareció en la habitación y la vio dormida, la observó unos segundos dormir y sonrió. Caminó hasta ella y se puso a su altura para acariciar su mejilla.—Si te pasara algo, estaría muerto en vida. — susurró acariciando sus labios. —Fuiste ese ángel americano, que cayó en mi vida para darle luz y alegría. Te amo, Eli. — la dio un beso en la frente y se fue hacia su lado de
Eli, seguía con el corazón a mil por hora, ver cómo la madre de su novio la trató, la dejó incrédula. Quería decírselo a él, pero no sabía, si el ruso, iba a creerla.La señora, se apartó de ella y la americana, se alejó de esa mujer. Escucharon unos pasos, la joven se giró y vio al ruso caminar hacia ellas, con su rostro serio y con la mirada oscura. Eli tragó saliva y mordió su labio, hoy mismo se lo diría, si no la creería, ella se iba de esa casa. No iba a vivir bajo el mismo techo con esa mujer, que la odiaba sin aún conocerla.—¿Pasa algo, hijo? — preguntó la madre con tono inocente. —Estas muy serío—Nada importante, solo es por una llamada de trabajo. — respondió y miró a Eli.—Yo me iré a la habitación. — habló la americana alejándose del salón.Dante la siguió, estaba muy rara e incluso temblaba, él lo había notado. Eli se encerró en el cuarto y se fue al balcón, posó sus manos en su vientre y sonrió. El aire puro penetraba su piel blanca y frágil, aún pensaba en las palabra
Dante, metido en su despacho junto a su hermano, Dimitri estaba con la tablet mirando unos documentos importantes de la empresa. Faltaba 30.000 rublos en las cuentas de la empresa, alguien estaba robando a los rusos, pero no tenían nada de momento. Lo bueno de todo esto, es que gracias a Dios, la empresa tenía cámara de seguridad y podían ver quién era el descarado o descarada que les robaba. Dante estaba con humor de perros, con una furia que hinchaba sus venas. Nadie podía robarles e irse de rositas, porque con esto estabas haciendo tú hoyo. Daban las cuatro de la mañana y seguían ahí metidos, buscando respuestas. Dimitri se metió en las cámaras de seguridad de la empresa, pero habían borrado exactamente el vídeo de ese día. Por mala suerte, no sabían quién era el culpable, pero ambos no se iban a quedar con los brazos cruzados.Eli, se movió en la cama, paso su brazo por el lado que Dante dormía y no notó nada. Abrió sus ojos y ese lado estaba vacío y frío. Se levantó de la cama y
Dante, seguía ahí bastante enfadado. Aún no creía que ella fuera tan egoísta y no hablara con él para dar su opinión, pero no quería discutir. Ella estaba muy mal y Dante no quería ponerla peor. Cuando el médico se fue, dejó a la pareja a solas en la habitación. El médico tenía razón, Dante tenía que dar su última palabra para decidir a quien salvaría y de momento lo tenía claro.Eli, le miraba y vio en sus ojos decepción y rabia. Pero él tenía razón, no podía culparlo, solo quería tenerla a ella y no perderla. -Dante. - este negó para que ella no siguiera.-No, Eli. Me acabo de dar cuenta que para tí, mi opinión no vale una mierda. - exclamó y ella negó. -Has decidido por ti misma que hacer, demostrándome que mi palabra no es nada. -No, claro que no. - dijo rápidamente. -Tu opinión vale igual que la mía.-¿Ah sí? Pues has decidido tener a ese bebé sin consultame, y has dicho, que yo no tenía derecho a decidir. - siseó. -Ten al bebé, pero ya sabes a quién voy a salvar.-Dante, perd
Dante, estaba en la oficina, se mantuvo alejado de Elisabeth. Lo echaba la culpa a nadie, pero solo imaginar que en el parto la perdería, eso le desesperaba. No sabía que hacer, no sabía por donde tirar. Eli seguía con tener a la criatura en su vientre, aún así la estuviera matando poco a poco. Aún el bebé, no tenía culpa, no pidió venir al mundo, el bebé, era inocente y él no tenía nada encontra, solo estaba desesperado sin saber que hacer. Elisabeth, quería hablar con él, acercarse a él, pero vio que el ruso, no quería. Por eso tuvo la brillante idea de ir a verlo en la empresa, sabía que ahí no la iba a rechazar, ya que a los empleados no les importaba lo que pasará en la vida de su jefe. Escuchó tres toques en la puerta y dio el pase, por ella entró su secretaria siempre con una sonrisa.—Buenas, señor. Perdona que interrumpa, pero la señora Ivanova, quiere verlo. — él levantó la mirada y la miró fijamente.—Hazla pasar y no hace falta que la anuncie. — exclamó serio y ella asin