—Dame otro beso… solo uno más y te dejo ir. —Suplicó Brian con carita de perro abandonado. —Dale otro beso Rania, sino luego se pone insoportable. —Pidió Kate, la mejor amiga de Rania viendo como Brian miraba a su amiga embobado. —No Brian, déjame ir y deja de apoyarlo Kate, eres mi mejor amiga y no suya. Si vuelvo a llegar tarde mi tío me mata y con razón. —Contestó Rania esquivando los besos de su novio. Rania Hassan tenía veinte años, era una bella chica de rasgos árabes, larga melena negra y ojos color miel, la obsesión de su novio Brian Harrisburg, un joven que pertenecía a una familia acaudalada. Era el mejor partido de la Universidad donde estudiaban Ingeniería Petrolera y era el deseo de todas sus compañeras, pero sólo tenía ojos para su reina del desierto… como la llamaba. —¿No estás cansada de trabajar en la tienda de alfombras de tu tío? —Preguntó insistiendo en lo mismo, aunque Rania le daba siempre la misma respuesta. —Para nada Brian, adoro trabajar con mis tíos en
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