—No me vengas con tus planes de futuro, Mark. Ya no me interesan. Ni tú tampoco. —Harper sintió un nudo en la garganta y se alejó de él, buscando el teléfono con la mirada—. Te lo advierto, si no te vas ahora mismo, llamaré a seguridad y te echarán a patadas.—Vaya, qué escena más teatral. ¿No te cansas de hacer el papel de víctima? —Mark se burló, rodando los ojos—. Solo he venido a hacerte un favor, Harper. Podrías ser un poco más agradecida. Si me dejaras explicarte el motivo de mi visita...—No quiero oír nada de lo que tengas que decirme. —Le interrumpió ella, con voz firme.Él suspiró, como si estuviera harto de sus caprichos y sus reproches.—Mira, tengo algunas cosas tuyas que quiero devolverte. No quiero tener nada que me recuerde a ti.—¿Qué cosas? —preguntó ella, con curiosidad.—Un abrigo que te dejaste en mi coche, un bolso que olvidaste en mi apartamento... y esos pendientes tan feos que te regaló Wendy. ¡Así que él tenía sus pendientes! Los había buscado por todas part
Leer más